Lección 323 en vídeo-audio/Lina Custode |
Lección 323
Gustosamente "sacrifico" el miedo.
11. ¿Qué es la creación?
1. La creación es la suma de todos los Pensamientos de Dios, en número infinito y sin límite alguno en ninguna parte. Sólo el Amor crea, y únicamente a Su semejanza. Jamás hubo tiempo alguno en el que todo lo que creó no existiese. Ni jamás habrá tiempo alguno en que nada que haya creado sufra merma alguna. Los Pensamientos de Dios han de ser por siempre y para siempre exactamente como siempre han sido y como son: inalterables con el paso del tiempo, así como después de que éste haya cesado.
2. Los Pensamientos de Dios poseen todo el poder de su Creador. Pues Él quiere incrementar el Amor extendiéndolo. Y así, Su Hijo participa en la creación, y, por lo tanto, no puede sino compartir con su Padre el poder de crear. Lo que Dios ha dispuesto que sea uno eternamente, lo seguirá siendo cuando el tiempo se acabe, y no cambiará a través del tiempo, sino que seguirá siendo tal como era antes de que surgiera la idea del tiempo.
3. La creación es lo opuesto a todas las ilusiones porque es la verdad. La creación es el santo Hijo de Dios, pues en la creación Su Voluntad es plena con respecto a todo, al hacer que cada parte contenga la Totalidad. La inviolabilidad de su unicidad está garantizada para siempre, perennemente a salvo dentro de Su santa Voluntad, y más allá de cualquier posibilidad de daño, separación, imperfección o de nada que pueda mancillar en modo alguno su impecabilidad.
4. Nosotros, los Hijos de Dios, somos la creación. Parecemos estar separados y no ser conscientes de nuestra eterna unidad con Él. Sin embargo, tras todas nuestras dudas y más allá de todos nuestros temores, todavía hay certeza, pues el Amor jamás abandona Sus Pensamientos, y ellos comparten Su certeza. El recuerdo de Dios se encuentra en nuestras mentes santas, que son conscientes de su unicidad y de su unión con su Creador. Que nuestra función sea únicamente permitir el retorno de este recuerdo y que Su Voluntad se haga en la tierra, así como que se nos restituya nuestra cordura y ser solamente tal como Dios nos creó.
5. Nuestro Padre nos llama. Oímos Su Voz y perdonamos a la creación en Nombre de su Creador, la Santidad Misma, Cuya santidad Su creación comparte con Él; Cuya santidad sigue siendo todavía parte de nosotros.
Lección 323
Gustosamente "sacrifico" el miedo.
1. He aquí el único "sacrificio" que le pides a Tu Hijo bienamado: que abandone todo sufrimiento, toda sensación de pérdida y de tristeza, toda ansiedad y toda duda, y que deje que Tu Amor entre a raudales a su conciencia, sanándolo del dolor y otorgándole Tu Propia dicha eterna. Tal es el "sacrificio" que me pides y que yo me impongo gustosamente: el único "costo" que supone reinstaurar en mí Tu recuerdo para la salvación del mundo.
2. Y al saldar la deuda que tenemos con la verdad -una deuda que consiste sencillamente en abandonar los auto-engaños y las imágenes que venerábamos falsamente- , la verdad regresa íntegra y llena de júbilo a nosotros. Ya no nos engañamos. El amor ha regresado a nuestra conciencia. Y ahora estamos en paz otra vez, pues el miedo ha desaparecido y lo único que queda es el amor.
Lección 323 en mente uno. (Clic)
Citas. Instante santo:
Frente a la demente noción que el ego tiene de la salvación, el Espíritu Santo te ofrece dulcemente el instante santo. Hemos dicho antes que el Espíritu Santo tiene que enseñar mediante comparaciones, y que se vale de opuestos para apuntar hacia la verdad. El instante santo es lo opuesto a la creencia fija del ego de que la salvación se logra vengando el pasado. En el instante santo se comprende que el pasado ya pasó, y que, con su pasar, el impulso de venganza se arrancó de raíz y desapareció. La quietud y la paz del ahora te envuelven con perfecta dulzura. Todo ha desaparecido, excepto la verdad.
T-16.VII.6 (Texto, capítulo 16, apartado VII, párrafo 6).
EL CANTO DE ORACIÓN
La oración, el perdón, la sanación
3. LA SANACIÓN
IV. La santidad de la sanación.
2. Como testimonio del perdón, ayuda a la oración, y efecto de la misericordia verdaderamente enseñada, la sanación es una bendición. Y el mundo responde en animado coro a través de la voz de la oración. El perdón destella su misericordioso alivio sobre cada hoja de hierba y ala emplumada y todas las cosas vivientes de la tierra. El miedo no tiene refugio aquí, pues el amor ha llegado con toda su santa unidad. El tiempo permanece tan solo para permitir que el último abrazo de la oración descanse sobre la tierra un instante, mientras que el mundo desaparece en la luz. Este instante es la meta de todos los verdaderos sanadores, a quienes el Cristo ha enseñado a ver Su semejanza y a enseñar como Él.
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