Buscar en este blog

viernes, 12 de noviembre de 2021

Lección 316/Libro de Ejercicios de UCDM

Lección 316 en vídeo-audio/Lina Custode



Lección 316



Todos los regalos que les hago a mis hermanos me pertenecen.





10. ¿Qué es el juicio Final?

1. El Segundo Advenimiento de Cristo le confiere al Hijo de Dios este regalo: poder oír a la Voz que habla por Dios proclamar que lo falso es falso y que lo que es verdad jamás ha cambiado. Y éste es el juicio con el que a la percepción le llega su fin. Lo primero que verás será un mundo que ha aceptado que esto es verdad, al haber sido proyectado desde una mente que ya ha sido corregida. Y con este panorama santo, la percepción imparte una silenciosa bendición y luego desaparece, al haber alcanzado su objetivo y cumplido su misión.

2. El juicio Final sobre el mundo no encierra condena alguna. Pues ve a éste completamente perdonado, libre de pecado y sin propósito alguno. Y al no tener causa ni función ante los ojos de Cristo, simplemente se disuelve en la nada. Ahí nació y ahí ha de terminar. Y todas las figuras del sueño con el que el mundo comenzó desaparecen con él. Los cuerpos no tienen ahora ninguna utilidad, por lo tanto, desaparecen también, pues el Hijo de Dios es ilimitado.

3. Tú que creías que el juicio Final de Dios condenaría al mundo al infierno junto contigo, acepta esta santa verdad: el juicio de Dios es el regalo de la Corrección que le concedió a todos tus errores. Dicha Corrección te libera de ellos y de todos los efectos que parecían tener. Tener miedo de la gracia redentora de Dios es tener miedo de liberarte totalmente del sufrimiento, del retorno a la paz, de la seguridad y la felicidad, así como de tu unión con tu propia Identidad.

4. El Juicio Final de Dios es tan misericordioso como cada uno de los pasos de Su plan para bendecir a Su Hijo y exhortarlo a regresar a la paz eterna que comparte con él. No tengas miedo del amor, pues sólo él puede sanar todo pesar, enjugar todas las lágrimas, y despertar tiernamente de su sueño de dolor al Hijo que Dios reconoce como Suyo. No tengas miedo de eso. La salvación te pide que le des la bienvenida. Y el mundo espera tu grata aceptación de ella, gracias a lo cual él se liberará.

5. Este es el juicio Final de Dios: “Tú sigues siendo Mi santo Hijo, por siempre inocente, por siempre amoroso y por siempre amado, tan ilimitado como tu Creador, absolutamente inmutable y por siempre inmaculado. Despierta, pues, y regresa a Mí. Yo soy tu Padre y tú eres Mi Hijo”.



Lección 316

Todos los regalos que les hago a mis hermanos me pertenecen.




1. Del mismo modo en que cada uno de los regalos que mis her­manos hacen me pertenece, así también cada regalo que yo hago me pertenece a mí. Cada uno de ellos permite que un error pasado desaparezca sin dejar sombra alguna en la santa mente que mi Padre ama. Su gracia se me concede con cada regalo que cualquier hermano haya recibido desde los orígenes del tiempo, y más allá del tiempo también. Mis arcas están llenas, y los ánge­les vigilan sus puertas abiertas para que ni un solo regalo se pierda, y sólo se puedan añadir más. Déjame llegar allí donde se encuentran mis tesoros, y entrar a donde en verdad soy bienve­nido y donde estoy en mi casa, rodeado de los regalos que Dios me ha dado.

2. Padre, hoy quiero aceptar Tus regalos. No los reconozco. Mas confío en que Tú que me los diste, me proporcionarás los medios para poder contemplarlos, ver su valor y estimarlos como lo único que deseo.







Citas.  Relación especial:


En lugar de desesperación, halla esperanza y consuelo en esto: muy pronto ya no podrás encontrar en ninguna relación especial aquí ni siquiera la ilusión de amor. Pues ya no estás completamente loco, y no tardarías mucho en reconocer la culpabilidad que te produce traicionarte a ti mismo.

T-16.VI.8:7-8 (Texto, capítulo 16, apartado VI, párrafo 8, oraciones 7 y 8.).





EL CANTO DE ORACIÓN

La oración, el perdón, la sanación

3. LA SANACIÓN


III. Separación frente a unión. 


1. La falsa sanación sana una parte del cuerpo, pero nunca su totalidad. Sus metas separadas resultan bastante claras en esto, pues no ha eliminado la maldición del pecado que yace sobre él. Por consiguiente aún engaña. Tampoco es realizada por alguien que comprende que el otro es exactamente igual que él. Pues es esto lo que hace que la verdadera sanación sea posible. Cuando es falsa, hay algún poder que otro tiene, que no ha sido otorgado a ambos por igual. Aquí se demuestra la separación. Y aquí se ha perdido el significado de la verdadera sanación, y han surgido los ídolos para opacar la unidad que es el Hijo de Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario