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viernes, 26 de noviembre de 2021

Lección 330/Libro de Ejercicios de UCDM

Lección 330 en audio-vídeo/Lina Custode



Lección 330



Hoy no volveré a hacerme daño.





11. ¿Qué es la creación?

1. La creación es la suma de todos los Pensamientos de Dios, en número infinito y sin límite alguno en ninguna parte. Sólo el Amor crea, y únicamente a Su semejanza. Jamás hubo tiempo alguno en el que todo lo que creó no existiese. Ni jamás habrá tiempo alguno en que nada que haya creado sufra merma alguna. Los Pensamientos de Dios han de ser por siempre y para siempre exactamente como siempre han sido y como son: inalterables con el paso del tiempo, así como después de que éste haya cesado.

2. Los Pensamientos de Dios poseen todo el poder de su Creador. Pues Él quiere incrementar el Amor extendiéndolo. Y así, Su Hijo participa en la creación, y, por lo tanto, no puede sino compartir con su Padre el poder de crear. Lo que Dios ha dispuesto que sea uno eternamente, lo seguirá siendo cuando el tiempo se acabe, y no cambiará a través del tiempo, sino que seguirá siendo tal como era antes de que surgiera la idea del tiempo.

3. La creación es lo opuesto a todas las ilusiones porque es la verdad. La creación es el santo Hijo de Dios, pues en la creación Su Voluntad es plena con respecto a todo, al hacer que cada parte contenga la Totalidad. La inviolabilidad de su unicidad está garantizada para siempre, perennemente a salvo dentro de Su santa Voluntad, y más allá de cualquier posibilidad de daño, separación, imperfección o de nada que pueda mancillar en modo alguno su impecabilidad.

4. Nosotros, los Hijos de Dios, somos la creación. Parecemos estar separados y no ser conscientes de nuestra eterna unidad con Él. Sin embargo, tras todas nuestras dudas y más allá de todos nuestros temores, todavía hay certeza, pues el Amor jamás abandona Sus Pensamientos, y ellos comparten Su certeza. El recuerdo de Dios se encuentra en nuestras mentes santas, que son conscientes de su unicidad y de su unión con su Creador. Que nuestra función sea únicamente permitir el retorno de este recuerdo y que Su Voluntad se haga en la tierra, así como que se nos restituya nuestra cordura y ser solamente tal como Dios nos creó.

5. Nuestro Padre nos llama. Oímos Su Voz y perdonamos a la creación en Nombre de su Creador, la Santidad Misma, Cuya santidad Su creación comparte con Él; Cuya santidad sigue siendo todavía parte de nosotros.





Lección 330

Hoy no volveré a hacerme daño.




1. Aceptemos hoy que el perdón es nuestra única función. ¿Por qué atacar nuestras mentes y ofrecerles imágenes de dolor? ¿Por qué enseñarles que son impotentes, cuando Dios les ofrece Su poder y Su Amor y las invita a servirse de lo que ya es suyo? La mente que ha llegado a estar dispuesta a aceptar los regalos de Dios ha sido reinstaurada al espíritu, y extiende su libertad y su dicha tal como dispone la Voluntad de Dios unida a la suya pro­pia. El Ser que Dios creó no puede pecar, por lo tanto, no puede sufrir. Elijamos hoy que Él sea nuestra Identidad, para poder así escapar para siempre de todas las cosas que el sueño de miedo parece ofrecernos.

2. Padre, es imposible hacerle daño a Tu Hijo. Y si creemos sufrir, es sólo porque no reconocemos la única Identidad que compartimos Con­tigo. Hoy queremos retornar a Ella, a fin de librarnos para siempre de todos nuestros errores y salvarnos de lo que creíamos ser.











Citas.  Perdonar:


¡Imagínate cuán hermosos te parecerán todos aquellos a quienes hayas perdonado! En ninguna fantasía habrás visto nunca nada tan bello. Nada de lo que ves aquí, ya sea en sueños o despierto, puede compararse con semejante belleza. Y no habrá nada que valores tanto como esto ni nada que tengas en tanta estima. Nada que recuerdes que en alguna ocasión hiciera cantar a tu corazón de alegría te brindó ni una mínima parte de la felicidad que esta visión ha de brindarte. Pues gracias a ella podrás ver al Hijo de Dios. Contemplarás la belleza que el Espíritu Santo adora contemplar, y por la que le da gracias al Padre. Él fue creado para ver esto por ti hasta que tú aprendas a verlo por tu cuenta. Y todas Sus enseñanzas conducen a esa visión y a dar gracias con Él.   

T-17.II.1 (Texto, capítulo 17, apartado II, párrafo 1).



EL CANTO DE ORACIÓN

La oración, el perdón, la sanación


3. LA SANACIÓN


IV. La santidad de la sanación.


9. La creación se inclina a través de las barreras del tiempo para levantar del mundo la pesada carga. Eleven sus corazones para acoger su advenimiento. Miren las sombras desvanecerse en la bondad; las espinas caer suavemente de la frente sangrante de aquel que es el santo Hijo de Dios. ¡Cuán bello eres, Hijo de Santidad! ¡Cuán parecido a Mí! Cuán amorosamente te sostengo en Mi corazón y en Mis brazos. Cuán querido es para Mí cada regalo que Me has hecho, tú que sanaste a Mi Hijo y lo bajaste de la cruz. Levántate y deja que te dé Mis gracias. Y con Mi gratitud vendrá el regalo primero del perdón, y luego de la eterna paz.

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