Estar perdidx
Estar perdidx a estas alturas de la vida es significativo y de gran vitalidad.
Reconocer nuestra vulnerabilidad, ante nosotros y ante las demás personas, es un síntoma de fortaleza, en contra de lo que podamos, o puedan pensar lxs demás.
Atravesando las etapas de la vida nos vamos encontrando con pruebas que no esperábamos, y en nuestro afán de acertar, resulta que erramos y tendemos a la frustración, ya que albergamos la esperanza del acierto continúo.
Estar perdidx, y reconocerse como tal, tiene un significado mágico y proactivo, ya que darnos cuenta nos empodera y nos hace resilientes, pues podemos buscar argumentos para compensar dicho estado, mediante la petición de ayuda externa o de las estrategias aprendidas por nosotrxs mismxs.
Creemos que los demás siempre están “encontrados”, que disponen de todas las herramientas y artículos para estar bien... y los admiramos y/o envidiamos. Lo que no sabemos es que esas mismas personas se pierden también en sus incoherencias, en sus recuerdos de traumas pasados y no sanados, en su dificultad para resolver pequeños asuntos mientras piensan también que los demás pertenecen al mundo de los “encontrados”.
Reivindico este mundo de perdidos que se encuentran en un camino de superación y motivación para aceptar, respetarse y respetar las circunstancias que acaecen, y comprender que la propia vulnerabilidad es una fuerza intensa en su camino hacia la superación de los avatares vitales.
Gracias, amigo Eduardo, por invitarme a compartir mi momento presente, y por invitar a tantos otros a leer y compartir lo escrito.
Gracias, gracias, gracias.
Una perdida, que a veces se encuentra.
Encarna Martínez
Reconocer nuestra vulnerabilidad, ante nosotros y ante las demás personas, es un síntoma de fortaleza, en contra de lo que podamos, o puedan pensar lxs demás.
Atravesando las etapas de la vida nos vamos encontrando con pruebas que no esperábamos, y en nuestro afán de acertar, resulta que erramos y tendemos a la frustración, ya que albergamos la esperanza del acierto continúo.
Estar perdidx, y reconocerse como tal, tiene un significado mágico y proactivo, ya que darnos cuenta nos empodera y nos hace resilientes, pues podemos buscar argumentos para compensar dicho estado, mediante la petición de ayuda externa o de las estrategias aprendidas por nosotrxs mismxs.
Creemos que los demás siempre están “encontrados”, que disponen de todas las herramientas y artículos para estar bien... y los admiramos y/o envidiamos. Lo que no sabemos es que esas mismas personas se pierden también en sus incoherencias, en sus recuerdos de traumas pasados y no sanados, en su dificultad para resolver pequeños asuntos mientras piensan también que los demás pertenecen al mundo de los “encontrados”.
Reivindico este mundo de perdidos que se encuentran en un camino de superación y motivación para aceptar, respetarse y respetar las circunstancias que acaecen, y comprender que la propia vulnerabilidad es una fuerza intensa en su camino hacia la superación de los avatares vitales.
Gracias, amigo Eduardo, por invitarme a compartir mi momento presente, y por invitar a tantos otros a leer y compartir lo escrito.
Gracias, gracias, gracias.
Una perdida, que a veces se encuentra.
Encarna Martínez
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