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SEXTO REPASO.
Lección 218
1. (198) Sólo mi propia condenación me hace daño.
Mi condenación nubla mi visión, y a través de mis ojos ciegos no puedo ver la visión de mi gloria.
Mas hoy puedo contemplar esta gloria y regocijarme.
No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.
No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.
Citas. Espíritu Santo:
¿Crees que el Espíritu Santo se negaría a darte lo que quiere que tú des? No tienes ningún
problema que Él no pueda resolver ofreciéndote un milagro. Los milagros son para ti. Y todo
miedo, dificultad o dolor que tengas ya ha sido des-hecho. Él los ha llevado todos ante la luz, al
haberlos aceptado por ti y haber reconocido, que nunca existieron. No hay ninguna lección
tenebrosa que Él no haya iluminado ya por ti.
T-14.XI.9:1-5 (Texto, capítulo 14, apartado XI, párrafo 9, oraciones 1 a 5).
PSICOTERAPIA
4. Para ello, se requiere una cosa y sólo una: que el terapeuta no se confunda a sí mismo con Dios en absoluto. Todos los "sanadores no sanados" caen en esta confusión fundamental de una u otra manera, pues deben considerarse como sus propios creadores, en lugar de creados por Dios. Esta confusión rara vez o nunca se halla en la conciencia, o el sanador no sanado se convertiría instantáneamente en un maestro de Dios, y le dedicaría su vida a la función de sanar verdaderamente. Antes de alcanzar este punto, pensó que estaba a cargo del proceso terapéutico y que, por lo tanto, era responsable de su resultado. Los errores de su paciente se convirtieron así en sus propios fracasos, y la culpa se convirtió en la cubierta, oscura y fuerte, de lo que debería ser la Santidad de Cristo. La culpa es inevitable en aquellos que usan su juicio al tomar sus decisiones. La culpa es imposible en aquellos a través de los cuales habla el Espíritu Santo.
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