Citas. Corregir errores:
El Espíritu Santo* no puede castigar el pecado.
Reconoce los errores y Su deseo es corregirlos
todos tal como Dios le encargó que hiciese.
Pero no conoce el pecado, ni tampoco puede ver errores
que no puedan ser corregidos. Pues la idea de un error incorregible no tiene sentido para Él. Lo
único que el error pide es corrección, y eso es todo. Lo que pide castigo no está realmente pidiendo
nada.
Todo error es necesariamente una petición de amor.
¿Qué es, entonces, el pecado?
¿Qué otra
cosa podría ser, sino una equivocación que quieres mantener oculta, una petición de ayuda que no
quieres que sea oída, y que, por lo tanto, se queda sin contestar?
T-19.III.4 (Texto, capítulo 19, apartado III, párrafo 4).
*Espíritu Santo
La Tercera Persona de la Trinidad. La respuesta de Dios a la idea de separación que surgió en la mente del Hijo durante el sueño.
El Nexo, el Interlocutor, el Re-intérprete, el Vínculo entre Padre e Hijo.
La voz de Dios que habla por Él.
El Espíritu Santo es el guía perfecto.
Si se lo permitimos evaluará absolutamente todo lo que hagamos en el plano físico en función de cómo contribuye a nuestra paz y a nuestra felicidad.
En virtud de dicha contribución lo conservará o simplemente le acercará luz y lo hará desaparecer.
Evalúa todo bajo la misma premisa: “solo lo amoroso es real”.
MANUAL DEL MAESTRO
17. ¿Cómo lidian los maestros de Dios con los pensamientos mágicos?
4. Tal vez sea útil recordar que nadie puede enfadarse con un hecho.
Son siempre las
interpretaciones las que dan lugar a las emociones negativas, aunque éstas parezcan estar
justificadas por lo que aparentemente son los hechos o por la intensidad del enfado suscitado.
Éste
puede adoptar la forma de una ligera irritación, tal vez demasiado leve como para ni siquiera
poderse notar claramente. O puede también manifestarse en forma de una ira desbordada
acompañada de pensamientos de violencia, imaginados o aparentemente perpetrados. Esto no
importa. Estas reacciones son todas lo mismo. Ponen un velo sobre la verdad, y esto no puede ser
nunca una cuestión de grados. O bien la verdad es evidente, o bien no lo es. No puede ser
reconocida sólo a medias.
El que no es consciente de la verdad no puede sino estar contemplando
ilusiones. Desde ahí irradiará a la mente del alumno, haciéndola así una con la suya.
Enlace a la Lección del día
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