Primer día de clase / Encarna Martínez Marín

Alegría y tristeza

Alegría esperó a que todos los niños estuviesen sentados, para hablarles de Tristeza, una niña que en el trimestre anterior había perdido a su padre, de nombre Tóxico y que hasta ese momento había permanecido en casa junto a su madre Rabia, su abuelo Rencor y su hermano Remordimiento. 

La profesora pretendía hacerle un recibimiento acogedor.

Para ello preparó una fiesta en la que invitó a todxs lxs niñxs a participar.

Generosidad, la cocinera jefa, les proveyó de pan, aguacates, tomates y zumos variados de naranja, piña y pera. Además les dejó coger almendras, avellanas, cacahuetes, pasas y dátiles.

Montaron una mesa grande en el patio, con la ayuda de Entrañable, un chico que se había quedado en el centro para hacer las funciones de ordenanza y mantenimiento, ya que sus avances académicos no habían prosperado pero gozaba de una salud emocional envidiable. Todos le adoraban.

Fue un momento increíble: Gracias no daba crédito a lo que sucedía: Entusiasmo lo llenaba todo de motivación y junto a Belleza formaban un tándem estético espectacular.

Sobre las 10, la puerta se abrió y entró Tristeza, acompañada de su madre, que cómo ya hemos mencionado, se llamaba Rabia. 

La madre eligió el nombre de la niña tras meditar lo que ella misma llevaba escondido después de tantos años de vivencias infructuosas.
Lxs niñxs corrieron a su encuentro, felicitándole por su vuelta y la invitaron a compartir la mesa.

Tristeza se sentó junto a Gracias y juntas compartieron un aguacate en unas tostadas con aceite y sal. (Continuará...)

Encarna Martínez Marín

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