F. E. Eckard Strohm |
F. E. Eckard Strohm, mi maestro espiritual
Mi primera noticia sobre F. E. Eckard Strohm fue en 2001 cuando compré su libro “Los Ángeles de Atlantis” que me fascinó.
Quise hacer entonces un curso sobre este tema, pero no hubo forma de que me atendieran en el teléfono de contacto que figuraba al final del libro. Un par de años después me llegó la noticia de un sistema de sanación redescubierto por él llamado Arolo Tifar y decidí estudiarlo confiada en mi experiencia con su libro.
Casi inmediatamente después de terminar el primer curso de Arolo estaba fascinada, vi los resultados obtenidos que superaban con creces cualquier expectativa que hubiera podido tener. Seguí estudiando este sistema de sanación y así conocí a su esposa y los colaboradores de lengua española.
No fue hasta 2005 que conocí personalmente a Eckard. Desde el primer momento me sorprendió muy gratamente y percibí que estaba ante un persona verdaderamente especial y era y es un señor, algo que yo raramente digo de alguien, porque pocos lo son. Hice un curso con él y decidí hacer la Maestría de los Esenios lo que me permitió tratarlo de muy cerca.
No fue hasta 2005 que conocí personalmente a Eckard. Desde el primer momento me sorprendió muy gratamente y percibí que estaba ante un persona verdaderamente especial y era y es un señor, algo que yo raramente digo de alguien, porque pocos lo son. Hice un curso con él y decidí hacer la Maestría de los Esenios lo que me permitió tratarlo de muy cerca.
Desde luego estaba muy lejos de imaginar hasta qué punto el contacto con él, que pasó a ser mi maestro espiritual, iba a ser beneficioso para mi vida y hasta qué punto iba a transformarla muy positivamente y, por otra parte, en ese momento estaba aún lejos de descubrir la enorme categoría humana y espiritual de Eckard.
Dice Gueshe Michael Roach en “La magia de los maestros vacíos” que tener un maestro es darle una preciosa patada al ego. En este libro también describe de una forma amena y muy divertida qué características y cualidades debe tener un maestro y no sólo un maestro espiritual, sino cualquier clase de maestro.
Dice Gueshe Michael Roach en “La magia de los maestros vacíos” que tener un maestro es darle una preciosa patada al ego. En este libro también describe de una forma amena y muy divertida qué características y cualidades debe tener un maestro y no sólo un maestro espiritual, sino cualquier clase de maestro.
Eckard Strohm cumple con creces todas y cada una de esas características y cualidades. Pero hay algo más en él, que este libro no explica, y que hacen de él un verdadero y magnífico maestro, a saber, de un lado, jamás da un consejo que no se le haya pedido expresamente con un exquisito respeto a la libertad de los demás y no en balde una de sus frases favoritas es “mi libertad empieza donde termina la libertad de los demás”. Por otro lado, Eckard se pone a la altura de los que somos sus discípulos para desde ahí elevarnos y llevarnos a la maestría y lo consigue, así que de esta manera no sientes con él que se ubique en un plano superior y ya harás tú por alcanzarlo; al contrario, se sitúa junto a ti y te acompaña en todo el camino del despertar y la evolución de la conciencia para que tú logres ser un maestro. Esto es algo que sólo hacen los verdaderos maestros que no pretenden tener seguidores y discípulos ni que los idolatren, sino que lo que verdaderamente quieren es que quienes los siguen se conviertan en maestros. Tener un maestro así es un lujo y una bendición.
Cuando conocí a Eckard apenas tenía herramientas espirituales y de sanación. A su lado y a través de él he adquirido tal cantidad de herramientas y técnicas eficaces (todo lo que enseña funciona extremadamente bien y pasa la prueba del algodón) que alguna vez me ocurre que no sé cuál de todas ellas aplicar.
Otra de las cosas en las que mi vida ha cambiado no sólo ha sido que se ha ido simplificando y liberando de problemas, sino también el hecho de haber ido logrando progresivamente una gran claridad sobre temas espirituales muy diversos que observo que muy pocas personas tienen y eso junto a la cábala ha hecho que tenga más respuestas que preguntas como corresponde a un místico.
Finalmente, hay algo difícil de explicar y son las enormes capacidades espirituales de Eckard Strohm que he ido descubriendo con los años, porque ni alardea ni se pavonea de ellas. Le he visto hacer cosas extraordinarias como por ejemplo alargar la longitud de una pierna con la mayor naturalidad. Además es una persona multitalentos con conocimientos profundos en áreas muy diversas y con lo que te ves constantemente sorprendida.
Pero evidentemente seguir a un maestro así es todo un reto, porque constantemente te vas a ver confrontado con la verdad y porque los aprendizajes con él suceden continuamente y no es fácil seguir el ritmo. Con él el cambio es norma y el crecimiento es exponencial.
Cuando conocí a Eckard apenas tenía herramientas espirituales y de sanación. A su lado y a través de él he adquirido tal cantidad de herramientas y técnicas eficaces (todo lo que enseña funciona extremadamente bien y pasa la prueba del algodón) que alguna vez me ocurre que no sé cuál de todas ellas aplicar.
Otra de las cosas en las que mi vida ha cambiado no sólo ha sido que se ha ido simplificando y liberando de problemas, sino también el hecho de haber ido logrando progresivamente una gran claridad sobre temas espirituales muy diversos que observo que muy pocas personas tienen y eso junto a la cábala ha hecho que tenga más respuestas que preguntas como corresponde a un místico.
Finalmente, hay algo difícil de explicar y son las enormes capacidades espirituales de Eckard Strohm que he ido descubriendo con los años, porque ni alardea ni se pavonea de ellas. Le he visto hacer cosas extraordinarias como por ejemplo alargar la longitud de una pierna con la mayor naturalidad. Además es una persona multitalentos con conocimientos profundos en áreas muy diversas y con lo que te ves constantemente sorprendida.
Pero evidentemente seguir a un maestro así es todo un reto, porque constantemente te vas a ver confrontado con la verdad y porque los aprendizajes con él suceden continuamente y no es fácil seguir el ritmo. Con él el cambio es norma y el crecimiento es exponencial.
Rosa Gómez Casañ
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