Citas. Manos de Dios:
LA VISIÓN DE LA SANTIDAD
Nada puede herirte a no ser que le confieras ese poder.
Mas tú confieres poder según las leyes de este mundo interpretan lo que es dar: al dar, pierdes.
No obstante, no es a ti a quien corresponde conferir poder a nada.
Todo poder es de Dios; Él lo otorga, y el Espíritu Santo, que sabe que al dar no puedes sino ganar, lo revive.
Él no le confiere poder alguno al pecado, que, por consiguiente, no tiene ninguno; tampoco le confiere poder a sus resultados tal como el mundo los ve: la enfermedad, la muerte, la aflicción y el dolor.
Ninguna de estas cosas ha ocurrido porque el Espíritu Santo no las ve ni le otorga poder a su aparente fuente. Así es como te mantiene a salvo de ellas.
Al no tener ninguna ilusión acerca de lo que eres, el Espíritu Santo sencillamente pone todo en Manos de Dios, Quien ya ha dado y recibido todo lo que es verdad.
Lo que no es verdad Él ni lo ha recibido ni lo ha dado.
T-20.IV. 1 (Texto, capítulo 20, apartado IV, párrafo 1).
MANUAL DEL MAESTRO
25. ¿Son deseables los poderes psíquicos?4. Nada que sea genuino se puede usar para engañar. El Espíritu Santo es incapaz de engañar, y sólo puede valerse de capacidades genuinas. Lo que se usa con fines mágicos no le sirve a Él. Y lo que Él usa no se puede emplear para la magia. Existe, sin embargo, una atracción especial por las capacidades poco usuales que las hace curiosamente tentadoras. Estos poderes son los que el Espíritu Santo quiere y necesita. Mas el ego ve en esos mismos poderes una oportunidad para vanagloriarse.
Cuando los poderes se convierten en debilidades es ciertamente trágico. Lo que no se le entrega al Espíritu Santo, no puede sino entregársele a la debilidad, pues lo que se le niega al amor se le da al miedo, y como consecuencia de ello será temible.
Enlace a la Lección del día.
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