Lección 292 en vídeo-audio |
Lección 292
Todo tendrá un desenlace feliz.
8. ¿Qué es el mundo real?
1. El mundo real es un símbolo, como todo lo demás que la percepción ofrece. No obstante, es lo opuesto a lo que tú fabricaste. Ves tu mundo a través de los ojos del miedo, lo cual te trae a la mente los testigos del terror. El mundo real sólo lo pueden percibir los ojos que han sido bendecidos por el perdón, los cuales, consecuentemente, ven un mundo donde el terror es imposible y donde no se puede encontrar ningún testigo del miedo.
2. El mundo real te ofrece una contrapartida para cada pensamiento de infelicidad que se ve reflejado en tu mundo, una corrección segura para las escenas de miedo y los clamores de batalla que pueblan tu mundo. El mundo real muestra un mundo que se contempla de otra manera: a través de ojos serenos y de una mente en paz. Allí sólo hay reposo. No se oyen gritos de dolor o de pesar, pues allí nada está excluido del perdón. Y las escenas que se ven son apacibles, pues sólo escenas y sonidos felices pueden llegar hasta la mente que se ha perdonado a sí misma.
3. ¿Qué necesidad tiene dicha mente de pensamientos de muerte, asesinato o ataque? ¿De qué puede sentirse rodeada sino de seguridad, amor y dicha? ¿Qué podría haber que ella quisiese condenar? ¿Y contra qué querría juzgar? El mundo que ve emana de una mente que está en paz consigo misma. No ve peligro en nada de lo que contempla, pues es bondadosa, y lo único que ve es bondad.
4. El mundo real es el símbolo de que al sueño de pecado y culpabilidad le ha llegado su fin y de que el Hijo de Dios ha despertado. Y sus ojos, abiertos ahora, perciben el inequívoco reflejo del Amor de su Padre, la infalible promesa de que ha sido redimido. El mundo real representa el final del tiempo, pues cuando se percibe, el tiempo deja de tener objeto.
5. El Espíritu Santo no tiene necesidad del tiempo una vez que éste ha servido el propósito que Él le había asignado. Ahora espera un sólo instante más para que Dios dé el paso final y el tiempo desaparezca llevándose consigo la percepción y dejando solamente a la verdad para que sea tal como es. Ese instante es nuestro objetivo, pues en él yace el recuerdo de Dios. Y al contemplar un mundo perdonado, Él es Quien nos llama y nos viene a buscar para llevarnos a casa, recordándonos nuestra Identidad, la cual nos ha sido restituida mediante nuestro perdón.
Lección 292
Todo tendrá un desenlace feliz.
1. Las promesas de Dios no hacen excepciones. Y Él garantiza que la dicha será el desenlace final de todas las cosas. De nosotros depende, no obstante, cuándo habrá de lograrse eso: hasta cuándo vamos a permitir que una voluntad ajena parezca oponerse a la Suya. Pues mientras pensemos que esa voluntad es real, no hallaremos el final que Él ha dispuesto sea el desenlace de todos los problemas que percibimos, de todas las tribulaciones que vemos y de todas las situaciones a que nos enfrentamos. Mas ese final es seguro. Pues la Voluntad de Dios se hace en la tierra, así como en el Cielo. Lo buscaremos y lo hallaremos, tal como dispone Su Voluntad, la Cual garantiza que nuestra voluntad se hace.
2. Te damos gracias, Padre, por Tu garantía de que al final todo tendrá un desenlace feliz. Ayúdanos a no interferir y demorar así el feliz desenlace que nos has prometido para cada problema que podamos percibir y para cada prueba por la que todavía creemos que tenemos que pasar.
Lección 292 en mente uno. (Clic)
Comentario de Jorge Pellicer.
¿Qué es el mundo real?
Lecciones 291 a 300.
Citas. Su llegada:
Aquel que invocaste está contigo. Dale la
bienvenida y honra a los testigos que te traen las buenas nuevas de Su llegada. Es cierto, tal como
temes, que reconocerlo a Él supone la negación de todo lo que crees saber. Pero lo que crees saber
nunca fue verdad. ¿De qué te sirve aferrarte a ello y negar las pruebas en favor de la verdad? Pues
estás demasiado cerca de la verdad como para poder renunciar a ella ahora, y no podrás sino ceder
ante su irresistible atracción. Puedes demorar esto ahora, pero sólo por un tiempo. El Anfitrión de
Dios te ha llamado y tú le has oído. Nunca jamás volverás a estar completamente dispuesto a no
escuchar.
T-16.II.6:4-12 (Texto, capítulo 16, apartado II, párrafo 6, oraciones 4 a 12).
EL CANTO DE ORACIÓN
La oración, el perdón, la sanación
2. EL PERDÓN
II. El perdón-para-destruir.
4. Aquí la meta es separar de Dios al Hijo que Él ama, y mantenerlo alejado de su Fuente. Esta es
también la meta de aquellos que buscan el papel de mártires a manos de otro. El objetivo tiene que
verse claramente, pues esto puede pasar por mansedumbre y caridad en vez de crueldad. ¿No es
amable aceptar el rencor de otro, y no responder excepto con silencio y una dulce sonrisa?
Contempla cuán bueno eres tú que soportas con paciencia y santidad la ira y el daño que otro te
inflige, y no muestras el amargo dolor que sientes.
Entrada relacionada (aunque pueda parecer extraño):
Tránsitos Astrológicos Octubre/Pablo Flores (clic sobre el texto).
No hay comentarios:
Publicar un comentario