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Lección 103
Dios, al ser Amor, es también felicidad.
1. La felicidad es un atributo del amor. No se puede separar de él ni experimentarse donde éste no está. El amor no tiene límites, al estar en todas partes. La dicha, por consiguiente, está asimismo en todas partes. Mas la mente puede negar que esto es así, al creer que hay brechas en el amor por donde el pecado puede infiltrarse y acarrear dolor en lugar de dicha. Esta absurda creencia pretende limitar la felicidad al definir al amor como algo limitado, e introducir desacuerdo en lo que no tiene límites ni opuestos.
2. De este modo, se asocia el miedo con el amor, y sus resultados se convierten en el patrimonio de aquellas mentes que piensan que lo que han hecho es real. Estas imágenes, desprovistas de toda realidad, dan testimonio del temor a Dios, olvidándose de que, al ser Dios Amor, tiene que ser también dicha. Hoy trataremos nuevamente de llevar este error básico ante la verdad y de enseñarnos a nosotros mismos que:
Dios, al ser Amor, es también felicidad.
Tener miedo de Él es tener miedo de la dicha.
Comienza tus sesiones de práctica de hoy con esta asociación que corrige la falsa creencia de que Dios es miedo. Subraya asimismo que la felicidad es tu patrimonio por razón de lo que es Él.
3. Permite hoy que esta corrección sea colocada en tu mente en cada hora de vigilia. Da la bienvenida entonces a toda la felicidad que dicha corrección brinda a medida que la verdad reemplaza al miedo, y la dicha se convierte en lo que esperas ha de ocupar el lugar del dolor. Dado que Dios es Amor, se te concederá. Refuerza esa esperanza a menudo a lo largo del día, y acalla todos tus temores con la siguiente expresión de certeza, la cual es benévola y completamente cierta:
Dios, al ser Amor, es también felicidad.
Y la felicidad es lo que busco hoy.
No puedo fracasar, pues lo que busco es la verdad.
Citas. Petición de ayuda:
Decirte que no juzgues lo que no entiendes es ciertamente un buen consejo. Nadie que sea parte
interesada puede ser un testigo imparcial porque la verdad se habrá convertido para él en lo que él
quiere que sea. Si no estás dispuesto a percibir una petición de ayuda como lo que es, es porque no
estás dispuesto a prestar ayuda ni a recibirla. Dejar de reconocer una petición de ayuda es negarse a
recibir ayuda. ¿Mantendrías que no la necesitas? Sin embargo, eso es lo que mantienes cuando te
niegas a reconocer la súplica de un hermano, pues sólo respondiendo a su súplica puedes ser tú
ayudado. Niégate a ayudarle, y no podrás reconocer la Respuesta que Dios te dio a ti. El Espíritu
Santo no necesita tu ayuda para interpretar motivos, pero es indudable que tú necesitas la Suya.
T-12.I.5 (Texto, capítulo 12, apartado I, párrafo 5).
Tener / Ser:
El estado de plenitud donde al saber quiénes somos, reconocemos que lo tenemos todo.
El mundo del ego nos persuade y nos dice que cuanto más tenemos, más somos.
Un Curso de Milagros nos recuerda que cuanto más conscientes somos de quiénes somos, más conscientes nos hacemos de que todo lo tenemos.
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