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viernes, 3 de septiembre de 2021

Lección 246/Libro de Ejercicios de UCDM

Lección 246 en vídeo-audio



Lección 246


Amar a mi Padre es amar a Su Hijo.





3. ¿Qué es el mundo?

1. El mundo es una percepción falsa. Nació de un error, y no ha abandonado su fuente. Persistirá mientras se siga abrigando el pensamiento que le dio vida. Cuando el pensamiento de separación haya sido sustituido por uno de verdadero perdón, el mundo se verá de una manera completamente distinta; de una manera que conduce a la verdad en la que el mundo no puede sino desaparecer junto con todos sus errores. Ahora su fuente ha desaparecido, al igual que sus efectos.

2. El mundo se fabricó como un acto de agresión contra Dios. Es el símbolo del miedo. Mas ¿qué es el miedo sino la ausencia de amor? El mundo, por lo tanto, se fabricó con la intención de que fuese un lugar en el que Dios no pudiese entrar y en el que Su Hijo pudiese estar separado de Él. Esa fue la cuna de la percepción, pues el conocimiento no podría haber sido la causa de pensamientos tan descabellados. Mas los ojos engañan, y los oídos oyen falsedades. Ahora es muy posible cometer errores porque se ha perdido la certeza.

3. Y para substituirla nacieron los mecanismos de la ilusión, que ahora van en pos de lo que se les ha encomendado buscar. Su finalidad es servir el propósito para el que se fabricó el mundo, de modo que diese testimonio de él y lo hiciera real. Dichos mecanismos ven en sus ilusiones una sólida base donde existe la verdad y donde se mantiene aparte de las mentiras. No obstante, no informan más que de ilusiones, las cuales se mantienen separadas de la verdad.

4. Del mismo modo en que el propósito de la vista fue alejarte de la verdad, puede asimismo tener otro propósito. Todo sonido se convierte en la llamada de Dios, y Aquel a quien Dios designó como el Salvador del mundo puede conferirle a toda percepción un nuevo propósito. Sigue Su Luz, y verás el mundo tal como Él lo ve. Oye sólo Su Voz en todo lo que te habla. Y deja que Él te conceda la paz y la certeza que tú desechaste, pero que el Cielo salvaguardó para ti en Él.

5. No nos quedemos tranquilos hasta que el mundo se haya unido a nuestra nueva percepción. No nos demos por satisfechos hasta que el perdón sea total. Y no intentemos cambiar nuestra función. Tenemos que salvar al mundo. Pues nosotros que lo fabricamos tenemos que contemplarlo a través de los ojos de Cristo, de modo que aquello que se concibió para que muriese pueda ser restituido a la vida eterna.





Lección 246

Amar a mi Padre es amar a Su Hijo.




1. Que no piense que puedo encontrar el camino a Dios si abrigo odio en mi corazón. Que no piense que puedo conocer a mi Padre o a mi ser, si trato de hacerle daño al Hijo de Dios. Que no deje de reconocerme a mí mismo, y siga creyendo que mi conciencia puede abarcar lo que mi Padre es o que mi mente puede concebir todo el amor que Él me profesa y el que yo le profeso a Él.

2. Aceptaré seguir el camino que Tú elijas para que yo venga a Ti, Padre mío. Y no podré por menos que triunfar porque así lo dispone Tu Volun­tad. Y reconoceré que lo que Tu Voluntad dispone, y sólo eso, es lo que la mía dispone también. Por lo tanto, elijo amar a Tu Hijo. Amén.





Lección 246 en mente uno. (Clic).




Comentario de Jorge Pellicer.
¿Qué es el mundo?
Lecciones 241 a 250.



Citas. Aceptar:


Cuando hayas aprendido a aceptar lo que eres, no inventarás otros regalos para ofrecértelos a ti mismo, pues sabrás que eres íntegro, que no tienes necesidad de nada y que eres incapaz de aceptar nada para ti. Y habiendo recibido, darás gustosamente. El anfitrión de Dios no tiene que ir en pos de nada, pues no hay nada que él tenga que encontrar.


T-15.III.10: 6-8 (Texto, capítulo 15, apartado III párrafo 10, oraciones 6 a 8).







EL CANTO DE ORACIÓN 

La oración, el perdón, la sanación 

1 . LA ORACIÓN 

IN. Introducción. 

1. La oración es el mayor regalo con el cual Dios bendijo a Su Hijo al crearlo. Era ésta entonces lo que ha de llegar a ser: la única voz que el Creador y la creación comparten; el canto que el Hijo entona al Padre, Quien devuelve a Su Hijo las gracias que el canto Le ofrece. Perpetúa la armonía, y perpetúa también la feliz concordia del amor que eternamente se profesan uno a otro. Y en esto la creación se extiende. Dios da gracias a Su extensión en Su Hijo. Su Hijo da gracias por su creación, en el canto de su crear en Nombre de Su Padre. El amor que comparten es lo que toda oración habrá de ser por toda la eternidad, cuando el tiempo termine. Porque así era antes de que el tiempo pareciese existir. 

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