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miércoles, 19 de mayo de 2021

Lección 139/Libro de Ejercicios de UCDM

Lección 139 en vídeo-audio



Lección 139


Aceptaré la Expiación para mí mismo.



1. Con esto se acaban todas las decisiones. Pues con ésta lección llegamos a la decisión de aceptarnos a nosotros mismos tal como Dios nos creó. ¿Y qué es elegir sino tener incertidumbre con respecto a lo que somos? No hay duda que no esté arraigada en esto. No hay pregunta que no sea un reflejo de ello. No hay conflicto que no entrañe la simple pregunta: “¿Qué soy?”

2. Mas ¿quién podría hacer esta pregunta sino alguien que se ha negado a reconocerse a sí mismo? Sólo esta negativa a aceptarte a ti mismo es lo que hace que la pregunta parezca sincera. Lo único que cualquier cosa viviente puede saber con certeza es lo que ella es. Desde esta perspectiva de certeza, contempla otras cosas que tienen tanta certeza como ella misma.

3. Tener incertidumbre con respecto a lo que indudablemente eres es una forma de auto-engaño tan monumental, que es difícil concebir su magnitud. Estar vivo y no conocerte a ti mismo es creer que en realidad estás muerto. Pues, ¿qué es la vida sino ser lo que eres? Y ¿qué otra cosa sino tú podría estar viva en tu lugar? ¿Quién es el que duda? ¿De qué es de lo que duda? ¿A quién le pregunta? ¿Quién le puede responder?

4. Está simplemente declarando que él no es quien realmente es, y, por lo tanto, al creer ser otra cosa, se convierte en inquisidor de lo que esa otra cosa es. Sin embargo, no podría estar vivo si no supiese la respuesta. Si pregunta como si no supiese, ello es señal de que no quiere ser lo que es. Mas él ha aceptado lo que es puesto que vive; también ha juzgado contra ello y negado su valor; y ha decidido que desconoce la única certeza mediante la cual vive.

5. De esta manera, se vuelve inseguro con respecto a su vida, pues lo que ésta es, él mismo lo ha negado. Esta negación es lo que hace que tengas necesidad de la Expiación. Tu negación no cambió en nada lo que eres. Pero tú has dividido tu mente en dos partes: una que conoce la verdad y otra que no. Tú eres tú mismo. De esto no hay duda. Sin embargo, lo dudas. Mas no te preguntas qué parte de ti es la que puede realmente poner en duda lo que eres. Aquello que hace esa pregunta no puede realmente ser parte de ti. Pues le hace la pregunta a alguien que sabe la respuesta. Mas si fuese parte de ti, entonces la certeza sería imposible.

6. La Expiación pone fin a la extraña idea de que es posible dudar de ti mismo y no estar seguro de lo que realmente eres. Esto es el colmo de la locura. Sin embargo, es la pregunta universal del mundo. ¿Qué puede eso significar sino que el mundo está loco? ¿Por qué compartir su locura aceptando la desafortunada creencia de que lo que aquí es universal es verdad?

7. Nada de lo que el mundo cree es verdad. Pues el mundo es un lugar cuyo propósito es servir de hogar para que aquellos que dicen no conocerse a sí mismos puedan venir a cuestionar lo que son. Y seguirán viniendo hasta que se acepte la Expiación y aprendan que es imposible dudar de uno mismo, así como no ser consciente de lo que se es.

8. Lo único que se te puede pedir es tu aceptación, pues lo que eres es algo incuestionable. Lo que eres fue establecido para siempre en la santa Mente de Dios y en la tuya propia. Está tan lejos de cualquier duda o de que se cuestione que inquirir lo que debe ser es prueba suficiente de que crees en la contradicción de que no sabes aquello que es imposible que no sepas. ¿Es esto una pregunta, o bien una afirmación que se niega a sí misma? No sigamos tolerando que nuestras santas mentes se entretengan en semejantes insensateces.

9. Tenemos una misión aquí. No vinimos a reforzar la locura en la que una vez creímos. No nos olvidemos del objetivo que aceptamos. Vinimos a alcanzar mucho más que nuestra propia felicidad. Lo que aceptamos ser, proclama lo que todo el mundo no puede sino ser junto con nosotros. No les falles a tus hermanos, pues, de lo contrario, te estarás fallando a ti mismo. Contémplalos con amor, para que puedan saber que forman parte de ti y que tú formas parte de ellos.

10. Esto es lo que la Expiación enseña, y lo que demuestra que la unidad del Hijo de Dios no se ve afectada por su creencia de que no sabe lo que es. Acepta hoy la Expiación, no para cambiar la realidad, sino simplemente para aceptar la verdad de lo que eres, y luego sigue tu camino regocijándote en el infinito Amor de Dios. Esto es lo único que se nos pide hacer. Esto es lo único que haremos hoy.

11. Dedicaremos cinco minutos por la mañana y cinco por la noche a tener presente nuestro cometido de hoy. Comenzaremos con este repaso acerca de nuestra misión:


Aceptaré la Expiación para mí mismo, pues aún soy tal como Dios me creó.



No hemos perdido el conocimiento que Dios nos dio cuando nos creó semejantes a Él. Podemos recordarlo por todos, pues en la creación todas las mentes son una. Y en nuestra memoria yace el recuerdo de lo mucho que en verdad amamos a nuestros hermanos, de lo mucho que cada mente es parte de nosotros, de cuán fieles nos han sido realmente y de cómo el Amor de nuestro Padre los incluye a todos.

12. Como muestra de gratitud por toda la creación, y en el Nombre de su Creador y de Su Unidad con todos los aspectos de la creación, reiteramos hoy nuestra dedicación a nuestra causa cada hora, dejando a un lado todos los pensamientos que nos pudiesen desviar de nuestro santo propósito. Durante varios minutos deja que tu mente quede libre de todas las disparatadas telarañas que el mundo quiere tejer en torno al santo Hijo de Dios. Y date cuenta de lo frágiles que son las cadenas que parecen mantener fuera de tu conciencia el conocimiento de ti mismo, según repites:


Aceptaré la Expiación para mí mismo, pues aún soy tal como Dios me creó.




Lección 139 en mente uno. (Clic).




Comentario de Jorge Pellicer.  



Citas.   Redención:

Criatura de Dios, eso no es así. Ese "secreto por el que te sientes culpable" no es nada, y si lo sacas a la luz, la Luz lo desvanecerá. No quedará entonces ninguna nube tenebrosa que pueda interponerse entre ti y el recuerdo de tu Padre, pues recordarás a Su inocente Hijo, que no murió porque es inmortal. Y te darás cuenta de que fuiste redimido junto con él y de que nunca has estado separado de él. El que puedas recordar depende de que comprendas esto, pues ello implica que has reconocido el amor sin miedo. Con ocasión de tu vuelta a casa se producirá un gran júbilo en el Cielo y el júbilo será tuyo. Pues el hijo redimido del hombre es el Hijo inocente de Dios, y reconocerlo es tu redención.

T-13.II.9 (Texto, capítulo 13, apartado II, párrafo 9). 



CLARIFICACIÓN DE TÉRMINOS 


4. La percepción verdadera - El conocimiento


4. El mundo se yergue como un sólido muro ante la faz de Cristo. Pero la percepción verdadera lo ve sólo como un frágil velo, tan fácil de descorrer que no podría durar más de un instante. Por fin se ve el mundo tal como es. Y ahora no puede sino desaparecer, pues en su lugar ha quedado un espacio vacío que ha sido despejado y preparado. Donde antes se percibía destrucción, aparece ahora la faz de Cristo, y en ese instante el mundo queda olvidado y el tiempo acaba para siempre al disolverse el mundo en la nada de donde provino.

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