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miércoles, 24 de abril de 2013

Ecuanimidad

Unión

Agosto de 2011. A sugerencia de Victoria Argote participé en un retiro de meditación Vipassana, en Segart, Valencia.
Durante las dos semanas practiqué el silencio estricto y la meditación propia de Vipassana ("ver las cosas tal como realmente son").

De las enseñanzas inspiradas por Buda y transmitidas por Goenka en audios (inglés/castellano) recuerdo especialmente el concepto de la ecuanimidad.
 

Desde niños se nos educa a distinguir entre lo que gusta y aquello que disgusta, asunto positivo para que el infante sepa diferenciar entre una papilla y una caca.

Con la práctica y la repetición se instaura un automatismo mediante el cual se es capaz de distinguir en segundos si algo gusta o no gusta.

De ahí nacen los conceptos de apego (hacia lo que gusta) y aversión (hacia lo que disgusta).

En el sueño de la vida, en la ilusión, en maya, en la dualidad, se procura lo que gusta, aquello que da placer, y se evita lo que disgusta, el displacer, lo que repulsa.

Desde el punto de vista de la Unidad (Todos somos Uno) tanto vale lo que nos atrae como lo que nos repele. Todo está hecho de la misma sustancia del Ser, aunque con distintas cualidades. Tú eres otro Yo.


Placer /sufrimiento.
Al conseguir lo que gusta se obtiene placer, apego, aferramiento a aquello que agrada, y si no se alcanza como consecuencia se siente el sufrimiento.

Si no se consigue evitar o rechazar aquello que produce aversión, disgusto, desagrado, como consecuencia se alcanza el sufrimiento.

Es por eso que el deseo (de obtener o de rechazar) es la raíz del sufrimiento.
El antídoto para el sufrimiento es la ecuanimidad. Evitar el apego a lo atractivo y placentero; evitar el rechazo a lo desagradable y doloroso. Y aceptación.


Águila

Si a una de las alas de una magnífica ave le llamamos atracción/apego/aferramiento/lo que gusta, y a la otra ala rechazo/aversión/lo que disgusta, la ecuanimidad podría representarse como la parte central del ave, de la cabeza a la cola. Para poder volar con todas las garantías y potencialidad las alas han de estar equilibradas, no puede pesar una más que la otra. Ni apego ni rechazo.


Ni apego ni rechazo: ecuanimidad.
Frente a la polaridad, ecuanimidad.




Hay otro aspecto de la ecuanimidad implícito en la meditación Vipassana: "observar las sensaciones en todo el cuerpo, comprendiendo su naturaleza y desarrollando la ecuanimidad, al aprender a no reaccionar ante ellas".

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