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jueves, 22 de diciembre de 2016

5º aniversario / Leonor Guiñón / Consciencia en las relaciones de pareja





Leonor Guiñón
Adelanté a Leonor 25 días en el nacimiento.
A veces hemos fantaseado, a sugerencia de Florencio, acerca de venir juntos a la Tierra. En vez de ser gemelos, ella decidió abandonarme y nacer de la hermana mayor de mi madre, unos pocos días después.
El ser nacidos de hermanas nos ha permitido vivir cada uno a su aire, compartiendo tiempo, en especial durante los veranos de la infancia.  Somos coetáneos de diferentes sexo, signo astrológico y animal del horóscopo chino, y vivimos en ciudades diferentes. Sin saberlo, fuimos juntos a descubrir Reiki. He aquí su aportación sobre las relaciones de pareja.  

Consciencia en las relaciones de pareja / Leonor Guiñón

Tomar consciencia... qué simple es y qué complicado resulta en el día a día. 
Edu, mi gemelo, me ha invitado a colaborar en el quinto aniversario de A tomar consciencia doblemente
Pienso: ¡difícil lo tengo!
La consciencia es alma, luz, libertad y amor. 
Cuando encuentras un compañero con el que compartir tu caminar por la vida, tienes que ser consciente que ni tú le perteneces ni él te pertenece. 
En consciencia creo que hay que permanecer alerta en todo momento. 
Alerta para que siempre y en cualquier circunstancia nos guiemos por el amor que es la esencia del yo. 
Que tengamos presente que nuestras decisiones cambiarán cuando nos apartamos de la esencia de quién somos. 
Alerta para que quien nos rodea no nos aparte de nosotros mismos y nos atraiga para hacernos cómplice de sus pensamientos y emociones (que no son las nuestras). No seamos la prolongación de nuestra pareja, somos dos seres distintos, diferentes y únicos y como tal debemos caminar.
Juntos pero siendo dos, nunca siendo uno, porque entonces alguno de los dos habrá perdido su esencia, su razón de ser.
Tomar consciencia es sin duda respetar y fortalecer la libertad con la que nacemos, sin miedos, sin coacciones, sin represiones, sin manipulaciones...
Ser consciente en el respeto a nuestro compañero-a comprendiendo que no ha nacido el día que nos conocimos y ya viene con la maleta llena de vivencias, logros, gustos, amigos, emociones, aspiraciones, proyectos...
Creo firmemente que tomar consciencia en la relación de pareja es: Amar en libertad. Simplemente dejar salir de nuestro interior más profundo el sentimiento más puro que nos une al Todo.


Leonor Guiñón


El texto de Leonor me recuerda un cuento que fue leído en la boda de Naima y Marco.





"Cuenta una vieja leyenda sioux que una vez llegó hasta la tienda del brujo más viejo de la tribu una pareja de enamorados de la mano: Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube Alta, la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu.

- Nos amamos, empezó el joven.

- Y nos vamos a casar, dijo ella.

- Y nos queremos tanto que tenemos miedo.

- Queremos un hechizo, un conjuro, un talismán.


- Algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos.
- Que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar a Manitú el día de la muerte.
- Por favor", repitieron, "¿hay algo que podamos hacer?


El viejo los miró y le emocionó verles tan jóvenes, tan enamorados...
- Hay algo..., dijo el viejo después de una larga pausa. Pero no sé... es una tarea muy difícil y sacrificada.


- No importa, dijeron los dos.
- Lo que sea, ratificó Toro Bravo.


- Bien, dijo el brujo. Nube Alta, ¿ves el monte al norte de nuestra aldea? Deberás escalarlo sola sin más armas que una red y tus manos, y deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Luego deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de la luna llena.
- Y tú, Toro Bravo, prosiguió el brujo, deberás escalar la Montaña del Trueno y, cuando llegues a la cima, encontrar la más brava de todas las águilas y, solamente con tus manos y una red, atraparla sin herirla y traerla ante mí, viva, el mismo día en que vendrá Nube Alta... ¿Comprendisteis?


La pareja asintió y el anciano chamán hizo un gesto indicando que no tenía más que decir. Los jóvenes se miraron con ternura y después de una fugaz sonrisa salieron a cumplir la misión encomendada, ella hacia el norte, él hacia el sur.


El día establecido, frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes esperaban con sendas bolsas de tela que contenían las aves solicitadas.
El viejo les pidió que, con mucho cuidado, las sacaran de las bolsas. Los jóvenes lo hicieron y expusieron, ante la aprobación del viejo, los pájaros cazados. Eran verdaderamente hermosos, sin duda lo mejor de su estirpe.


Halcón y Águila

- ¿Volaban alto?, preguntó el brujo.

- Por supuesto, como lo pediste... ¿y ahora?, preguntó el joven. Esperamos un sacrificio, ¿hemos de matarlos, qué hemos de hacer?


- No, dijo el sabio anciano. Haced lo que os digo. Tomad las aves y atadlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero. Cuando las hayáis anudado, soltadlas y que vuelen libres.


El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron los pájaros. El águila y el halcón intentaron levantar vuelo pero sólo consiguieron revolcarse en el suelo. Unos minutos después, frustradas, las aves arremetieron a picotazos entre sí hasta lastimarse.


- Este es el conjuro. Jamás olvidéis lo que habéis visto. Sois como un águila y un halcón; si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano, empezarán a hacerse daño el uno al otro. Si queréis que vuestro amor perdure volad juntos pero jamás atados.

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