Carlos Castaneda |
A Diego Jover (dj DJ). Gracias por tu música.
A lo largo de los relatos de Carlos Castaneda, en los que cuenta su relación con don Juan Matus, hombre de conocimiento de la tradición de los videntes del México antiguo, se destila un aroma de humor que se intensifica con la presencia de don Genaro. Ambos son maestros en combinar lo tremendo del chamanismo con la carcajada, en la transmisión de su conocimiento a Castaneda. En muchas ocasiones don Juan tararea canciones que vienen a cuento del argumento del relato, como medio para enfatizar lo significativo del momento presente.
Se presentan dos episodios, dos canciones, en diferentes versiones: La Valentina y Canción mixteca.
La Valentina
A don Juan y don Genaro les encantaba reír a costa de Carlitos. En esta ocasión le llevan a un encuentro con los antiguos videntes, los desafiantes de la muerte, que se entierran y sobreviven por miles de años. En uno de los momentos de terror sufrido por Castaneda, don Juan le habla:
"Cantemos de nuevo -agregó-. Cantemos una canción con sustancia, ya no quiero más boleros. Silenciosamente le agradecí su sobriedad y su gran estilo. Me conmovió tanto escucharlos cantar La Valentina, que comencé a llorar.
Si porque tomo tequila,
mañana tomo jerez.
Si porque me ves borracho,
mañana ya no me ves.
Valentina, Valentina,
Rendido estoy a tus pies.
Si me han de matar mañana
que me maten de una vez.
Todo mi ser se cimbró bajo el impacto de esa inconcebible yuxtaposición de valores. Jamás había significado tanto para mí una canción. Al escucharlos cantar, algo que generalmente consideraba sentimentalismo pueril, creí entender el carácter del guerrero. Don Juan me inculcó que los guerreros viven con la muerte al lado, y de saber que la muerte está con ellos extraen el valor para enfrentar cualquier cosa. Don Juan había dicho que lo peor que podía pasarnos es que tenemos que morir, y puesto que ése ya es nuestro inalterable destino estamos libres; aquéllos que han perdido todo ya no tienen nada qué temer. La Valentina en ese contexto era simplemente sublime. Caminé hasta don Juan y Genaro y los abracé para expresar mi ilimitada gratitud y admiración por ellos. Sin decir palabra don Juan me tomó del brazo y me llevó a sentarme a la roca plana. -Ahora, la función está a punto de comenzar -dijo Genaro con tono jovial mientras trataba de encontrar una posición cómoda para sentarse-. Acabas de pagar tu boleto de entrada. Lo tienes embarrado en todo el pecho. Me miró, y los dos soltaron la risa. -No te sientes demasiado cerca de mí -dijo Genaro-. Y mejor siéntate al otro lado de mí. Quiero estar a favor del viento, porque no hueles muy bien que digamos. Cuando pararon de reír, Genaro me habló otra vez. -No te alejes mucho -dijo-. Los antiguos videntes aún no acaban con sus trucos". (Cita tomada de El Fuego Interno, de Carlos Castaneda).
La Valentina En este vídeo, La Valentina interpretada por Rocío Vega acompañada del grupo musical Mezcal dirigida por el maestro José Luis López.
La Valentina, interpretada por Jorge Negrete
Canción mixteca
Don Juan le ha hecho a Carlos una jaula en la tierra forrada de hojas para enterrarse. Al poco, después de sentirse bien, Castaneda comienza la queja y don Juan le ilustra:
-"Buscar la perfección del espíritu del guerrero es la única tarea digna de nuestra hombría. Sus palabras actuaron como un catalizador. Sentí el peso de mis acciones pasadas como una carga insoportable y estorbosa. Admití que no había esperanza para mí. Empecé a llorar, hablando de mi vida. Dije que llevaba tanto tiempo de andar errante que me había encallecido al dolor y a la tristeza, excepto en ciertas ocasiones en las que me daba cuenta de mi soledad y de mi impotencia. Don Juan no dijo nada. Me tomó por los sobacos y me sacó a rastras de la jaula. Me senté al verme libre. Él también tomó asiento. Un silencio incómodo se ahondó entre nosotros. Pensé que me estaba dando tiempo de recobrar la compostura. Tomé mi cuaderno y, por nerviosismo, me puse a garabatear. -Te sientes como una hoja a merced del viento, ¿no? -dijo al fin, mirándome. Así me sentía exactamente. Don Juan parecía compenetrado de mis sentimientos. Dijo que mi estado de ánimo le recordaba una canción y empezó a cantarla en tono bajo; su voz cantante era muy agradable y la letra me arrebató:
"Qué lejos estoy del suelo donde he nacido.
Inmensa nostalgia invade mi pensamiento.
Al verme tan solo y triste cual hoja al viento,
quisiera llorar, quisiera morir de sentimiento."
Callamos largo rato. Finalmente, él rompió el silencio. -Desde el día en que naciste, de una forma u otra, alguien te ha estado haciendo algo -dijo.
-Eso es correcto -dije.
-Y te han estado haciendo algo en contra de tu voluntad.
-Cierto.
-Y ahora estás desamparado, cual hoja al viento.
-Correcto. Así es. Dije que las circunstancias de mi vida habían sido, a veces, devastadoras. Él escuchó con atención, pero no pude saber si sólo lo hacía por amabilidad, o si estaba genuinamente preocupado, hasta que lo sorprendí tratando de esconder una sonrisa.
-Por mucho que te guste compadecerte a ti mismo, tienes que cambiar eso -dijo con voz suave-. No encaja con la vida de un guerrero.
Rió y cantó nuevamente la canción, pero contorsionando la entonación de ciertas palabras; el resultado fue un lamento risible. Señaló que el motivo de que me gustara la canción era que en mi propia vida yo no había hecho sino lamentarme y hallar defectos en todo. No pude discutir con él. Estaba en lo cierto. Sin embargo, yo creía tener motivos suficientes para justificar mi sentimiento de ser como una hoja al viento.
-Lo más difícil en este mundo es adoptar el ánimo de un guerrero -dijo él-. De nada sirve estar triste y quejarse y sentirse justificado de hacerlo, creyendo que alguien nos está siempre haciendo algo. Nadie le está haciendo nada a nadie, mucho menos a un guerrero. "Tú estás aquí, conmigo, porque quieres estar aquí. Ya deberías haber asumido la responsabilidad completa, y la idea de que estás a merced del viento debería ser inadmisible." (Cita tomada de Viaje a Itxlán, de Carlos Castaneda)
Canción mixteca (del compositor oaxaqueño José López Alavez, 1915).
Interpretada por Ry Cooder
Interpretada por Antonio Aguilar
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