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jueves, 21 de septiembre de 2017

Perdón

Perdón


A perdonar también se aprende. Y así conseguir la llave.


"El perdón es la llave de la felicidad. Despertaré del sueño de que soy mortal, falible y lleno de pecado y sabré que soy el perfecto Hijo** de Dios".

Un curso de milagros. Libro de ejercicios. L-121.



"El perdón contempla dulcemente todas las cosas que son desconocidas en el Cielo, las ve desaparecer, y deja al mundo como una pizarra limpia y sin marcas en la que la Palabra de Dios puede ahora reemplazar a los absurdos símbolos que antes estaban escritos allí. El perdón es el medio por el que se supera el miedo a la muerte, pues ésta deja de ejercer su poderosa atracción y la culpabilidad desaparece. El perdón permite que el cuerpo sea percibido como lo que es: un simple recurso de enseñanza del que se prescinde cuando el aprendizaje haya terminado, pero que es incapaz de efectuar cambio alguno en el que aprende.



La mente no puede cometer errores sin un cuerpo. No puede pensar que va a morir o ser víctima de ataques despiadados. La ira se ha vuelto imposible. ¿Dónde está el terror ahora? ¿Qué temores podrían aún acosar a los que han perdido la fuente de todo ataque, el núcleo de la angustia y la sede del temor? Sólo el perdón puede liberar a la mente de la idea de que el cuerpo es su hogar. Sólo el perdón puede restituir la paz que Dios* dispuso para Su santo Hijo. Sólo el perdón puede persuadir al Hijo** a que contemple de nuevo su santidad.



Una vez que la ira haya desaparecido, podrás percibir que a cambio de la visión de Cristo** y del don de la vista no se te pidió sacrificio alguno, y que lo único que ocurrió fue que una mente enferma y atormentada se liberó de su dolor. ¿Es esto indeseable? ¿Es algo de lo que hay que tener miedo? ¿O bien es algo que se debe anhelar, recibir con gratitud y aceptar jubilosamente? Somos uno, por lo tanto, no renunciamos a nada. Y Dios* ciertamente nos ha dado todo.

No obstante, necesitamos el perdón para percibir que esto es así. Sin su benévola luz, andamos a tientas en la obscuridad usando la razón únicamente para justificar nuestra furia y nuestros ataques.
Nuestro entendimiento es tan limitado que aquello que creemos comprender no es más que confusión nacida del error. Nos encontramos perdidos en las brumas de sueños cambiantes y pensamientos temibles, con los ojos herméticamente cerrados para no ver la luz, y las mentes ocupadas en rendir culto a lo que no está ahí".


Un curso de milagros. Libro de ejercicios. L-192.






(...) "Perdona, y verás esto de otra forma.


Estas son las palabras que el Espíritu Santo*** te dice en medio de todas tus tribulaciones, todo dolor y todo sufrimiento, sea cual sea la forma en que se manifiesten. Éstas son las palabras con las que a la tentación le llega su fin, y la culpabilidad, abandonada ahora, deja de ser objeto de reverencia. Éstas son las palabras que ponen fin al sueño de pecado y eliminan todo miedo de la mente. Éstas son las palabras mediante las cuales al mundo entero le llega la salvación.
(...)

A todo lo que habla de terror, responde de esta manera: Perdonaré, y esto desaparecerá.


Repite estas mismas palabras ante toda aprensión, preocupación o sufrimiento. Y entonces estarás en posesión de la llave que abre las puertas del Cielo y que hace que el Amor de Dios* el Padre llegue por fin hasta la tierra para elevarla hasta el Cielo. Dios Mismo dará este paso final. No te niegues a dar los pequeños pasos que te pide para que puedas llegar hasta Él".


Un curso de milagros. Libro de ejercicios. L-193.







*Dios: "La primera persona en la Trinidad; el Creador; la Fuente de todo ser o vida; el Padre Cuya Paternidad se establece por la existencia de Su Hijo, Cristo**; la esencia de Dios es espíritu el cual se comparte con toda la creación, cuya unidad es el estado del Cielo".


** Cristo: "La segunda persona de la Trinidad; el Unigénito de Dios o la totalidad de la Filiación; el Ser que Dios creó por extensión de su Espíritu; aun cuando Cristo crea como su padre Él no es el Padre puesto que Dios creó a Cristo, pero Cristo no creó a Dios. (Nota: Cristo no debe equipararse exclusivamente con Jesús)".
En: WAPNICK, K. Una introducción a Un Curso de Milagros, Glosario, p. 48.


*** Un Curso de Milagros describe al Espíritu Santo como el eslabón de comunicación entre Dios y su Hijo separado. (T 6.1.19:1).
En: WAPNICK. K.
Una introducción a Un Curso de Milagros, p. 15.  





Tan solo por hoy perdono todo aquello que deba perdonar.

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