Buscar en este blog

martes, 31 de enero de 2017

Respiración

A mi Padre le debo la vida y el primer azote.
Le debo la vida a mi Padre por razones obvias: jardinero sembró semilla en el jardín de Lola.
El primer azote lo recibí de mi Padre instantes después de abandonar el interior de Lola.


Eran las 4 de la tarde (lo sé porque en una agenda de los laboratorios Wasserman, en la página correspondiente al 4 de enero, mi Padre, con una pluma, anotó: Nace Eduardo a las 4 de la tarde) y según me fue relatado, quizá por ser la hora de la siesta, después del corte del cordón umbilical, el recién nacido que era Yo no lloró.

Así las cosas, puedo imaginar que mi Padre habiendo asistido al parto y habiendo superado lo más arduo del alumbramiento, tal vez nervioso y sudando la gota gorda, veía que su primer vástago no respiraba.
Percibo que un ataque de pánico, probablemente instantáneo, le llevó a atizarme hasta obtener respuesta: lloré como nunca, y, al fin, respiré.



Movimiento pulmonar y el diafragma (en verde).


Se afirma que la respiración inicia la vida después del nacimiento y nos acompaña hasta el último hálito.
Imprescindible para la vida, apenas se puede contener la respiración durante unos minutos.
Siendo de carácter involuntario e inconsciente, puede hacerse consciente y practicarse la respiración con intención y propósito.
Desde el punto de vista más biológico, se define como el intercambio gaseoso en el que se obtiene oxígeno (en la inspiración) y se expulsa anhídrido carbónico (en la expiración).
La respiración constituye la primera fuente de energía vital. Junto a la alimentación constituyen las dos vías principales para el mantenimiento de la vida y de la estructura física.

Todo lo que vaya contra la naturaleza, impidiendo la función de la respiración, probablemente, va contra la vida. Así, la contaminación de la atmósfera, los vapores tóxicos, el fumar, van directos a la diana de la vida.


  • Nieves Herrera ayuda a abandonar el hábito de fumar.
Contacto: Jorge, 620 866 088.



El Médico Descalzo: Está bendecido con el esplendor, el poder y la gloria de su propio yo.



Eckhart Tolle, explica cómo con la respiración se puede alcanzar la quietud interior.


No hay comentarios:

Publicar un comentario