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jueves, 19 de abril de 2012

Personalidad

Biodiversidad humana

A la evolución del desarrollo de la consciencia humana le ha acompañado el continuado intento de conocer la singularidad e idiosincrasia de los seres humanos, mediante el procedimiento de describir y agrupar sus características en diferentes clases o categorías.
Así, según la fecha de nacimiento, se agrupa a los nacidos en los 12 signos astrológicos del zodiaco, del horóscopo chino y de otros horóscopos.
Las terapéuticas Flores de Bach asignan una esencia floral a un conjunto de manifestaciones clínicas que corresponden a un tipo de personalidad.

La numerología clasifica a los humanos en varios tipos según la reducción de la fecha de nacimiento a un solo dígito, excepto aquellos que sumen 11, 22, 33 y 44.


Eneagrama


El eneagrama describe a las personas en nueve tipos, en nueve “patrones de carácter o estilos de personalidad básica”.


El diseño humano “provee una clave personalizada de auto-conocimiento” para cada uno de los cuatro tipos: manifestadores, generadores, proyectores y reflectores.

Los toltecas, hombres y mujeres de conocimiento del antiguo México, reducen a tres los tipos de personalidad de la especie humana.



A continuación se reproducen dos textos, extraídos de El conocimiento silencioso, de Carlos CASTANEDA y Encuentros con el nagual. Conversaciones con Carlos Castaneda, de Armando TORRES, que explican los tres tipos en los que se puede clasificar a la especie humana.
En el primero Castaneda relata una conversación con don Juan Matus. En el segundo Armando Torres relata información facilitada por el propio Castaneda.


 

El conocimiento silencioso, de Carlos CASTANEDA

1.- El conocimiento silencioso, CASTANEDA, C. Ed. Gaia.


-Los acechadores que practican el desatino controlado creen que, en cuestiones de personalidad, toda la especie humana cae dentro de tres categorías -dijo, sonriendo como lo hacía cada vez que me tendía una trampa.

-Eso es absurdo -protesté-. La conducta humana es demasiado compleja como para establecer categorías tan simples.

-Los acechadores dicen que no somos tan complejos como creemos -dijo- y también dicen que todos pertenecemos a una de esas tres categorías.

Reí de puro nerviosismo. Por lo común habría tomado esa afirmación como una broma, pero esta vez, debido a la extrema claridad de mi mente y a la intensidad de mis pensamientos, sentí que hablaba en serio.

-¿Hablaba usted en serio? -pregunté, lo más discretamente que pude.

-Completamente en serio -replicó, y se echó a reír.

Su risa me tranquilizó un poco, y él continuó explicando el sistema de clasificación de los acechadores. Dijo que las personas de la primera categoría son los perfectos secretarios, ayudantes y acompañantes. Tienen una personalidad muy fluida, pero su fluidez no nutre. Sin embargo, son serviciales, cuidadosos, totalmente domésticos, e ingeniosos dentro de ciertos límites; chistosos, de muy buenos modales, simpáticos y delicados. En otras palabras, son la gente más agradable que existe, salvo por un enorme defecto: no pueden funcionar solos. Necesitan siempre que alguien los dirija. Con dirección, por dura o antagónica que pueda ser, son estupendos. Por sí mismos, perecen.

La gente de la segunda categoría no tiene nada de agradable. Los de ese grupo son mezquinos, vengativos, envidiosos, celosos y egocéntricos. Hablan exclusivamente de sí mismos y habitualmente exigen que la gente se ajuste a sus normas. Siempre toman la iniciativa, aunque esto los haga sentir mal. Se sienten totalmente incómodos en cualquier situación y nunca están tranquilos. Son inseguros y jamás están contentos; cuanto más inseguros se sienten, más desagradable es su comportamiento. Su defecto fatal es que matarían con tal de estar al mando.

En la tercera categoría están los que no son ni agradables ni antipáticos. No sirven a nadie, pero tampoco se imponen a nadie. Más bien, son indiferentes. Tienen una idea exaltada de sí mismos basada solamente en sus fantasías. Si son extraordinarios en algo es en la facultad de esperar a que las cosas sucedan. Por regla general esperan ser descubiertos y conquistados; tienen una estupenda facilidad para crear la ilusión de que se traen grandes cosas entre manos; cosas que siempre prometen sacar a relucir, pero nunca lo hacen, porque, en realidad, no tienen nada.

Don Juan dijo que él, decididamente, pertenecía a la segunda clase. Luego me pidió que me clasificara a mí mismo y yo me puse nervioso. Don Juan casi se caía de la risa.

Me instó de nuevo a que me clasificara, y de mala gana sugerí que podía ser una combinación de las tres categorías.

-No me vengas con combinaciones -dijo, sin dejar de reír-. Somos seres simples; cada uno de nosotros pertenece a una de las tres. Y yo diría que tú definitivamente perteneces a la segunda clase. Los acechadores les llaman pedos.

Empecé a gritar, protestando que su sistema de clasificación era denigrante. Pero me detuve justo en el momento en que iba a lanzar una larga diatriba. Comenté en cambio, que, si en verdad sólo había tres tipos de personalidades, todos estábamos atrapados por vida en una de esas tres categorías, sin esperanzas de cambio ni de rendición.

Reconoció que ese era exactamente el caso, en cierta medida, pero que sí existía un camino de redención. Los brujos habían descubierto que sólo nuestra imagen de sí caía en una de esas categorías.

-El problema con nosotros es que nos tomamos demasiado en serio -aseguró-. Cualquiera que sea la categoría en que cae nuestra imagen de sí, sólo tiene significado en vista de nuestra importancia personal. Si no tuviéramos importancia personal no nos atañería en absoluto en qué categoría caemos.

"Yo siempre seré un pedo -continuó, riéndose de mí abiertamente-. Y tú, lo mismo. Pero ahora soy un pedo que no se toma en serio, mientras que tú todavía lo haces.

Yo estaba indignado. Quería discutir con él, pero no podía reunir mi energía.

En la plaza desierta, la repercusión de su risa se me hacía casi como un eco.



Encuentros con el nagual. Conversaciones con Carlos Castaneda, de ArmandoTORRES

2.- Encuentros con el nagual. Conversaciones con Carlos Castaneda. TORRES, A. Ed. Nuevo amanecer.


 
"Al observar las mañas de la importancia personal y el modo homogéneo con que contamina a todo el mundo, los videntes han dividido a los seres humanos en tres categorías, a las que don Juan les puso los nombres más ridículos que pudo conseguir: los orines, los pedos y los vómitos. Todos cabemos en una de ellas".

"Los orines se caracterizan por su servilismo; son adulones, pegajosos y empalagosos. Es el tipo de gente que siempre te quiere hacer un favor; te cuidan, te previenen, te apapachan; ¡tienen tanta compasión! Pero de ese modo enmascaran el hecho real, que no tienen iniciativa propia y por sí solos nunca llegan a nada. Necesitan de un comando ajeno para sentir que están haciendo algo. Y, para su desgracia, dan por sentado que los demás son tan amables como ellos; por eso siempre están dolidos, decepcionados y llorosos".

"Los pedos, en cambio, son el extremo opuesto. Irritantes, mezquinos y autosuficientes, constantemente se imponen e interfieren. Una vez que te agarran, no te dejan en paz. Son las personas más desagradables con quienes te puedas topar. Si estás tranquilo, llega el pedo y te enrolla en sus jaladas, te usa en lo posible. Tienen un don natural para ser maestros y líderes de la humanidad. Son los que matan por conservar el poder."

"Entre ambas categorías están los vómitos. Neutrales, ni se imponen ni se dejan orientar. Son presumidos, ostentosos y exhibicionistas. Dan la impresión de que son la gran cosa, pero no son nada. Todo es alarde. Son caricaturas de gente que se creen demasiado, pero, si no les prestas atención, se deshacen en su insignificancia."

Alguien del público le preguntó si la pertenencia a una de esas categorías es una característica obligatoria, es decir, una condición innata de nuestra luminosidad.

Respondió:

"Nadie nace así, ¡nos hacemos así! Caemos en una u otra de esas clasificaciones por causa de algún incidente mínimo que nos marcó cuando niños, como puede ser la presión de nuestros padres u otros factores imponderables. A partir de ahí, y a medida que crecemos, nos vamos involucrando de tal modo en la defensa del yo, que llega un momento en que ya no recordamos el día en que dejamos de ser auténticos y comenzamos a actuar".

Denia 1609




Además: En la página de cleargreen en la que se anuncia el seminario "Una llamada para despertar la acciónDon Juan Matus expresó a Carlos Castaneda que las diversas maneras de manifestarnos en el mundo consciente o inconscientemente, nos pueden servir bien como puentes, o bien como obstáculos en el momento de vivir nuestro sueño.


Por ejemplo, si nos presentamos conscientemente al mundo, podríamos manifestar ciertas partes que realmente nos sirven como puente hacia otras personas y hacia nuestros sueños, como:

Ayudantes, asistentes, coordinadores, o mediadores, capaces de ver muchos ángulos de un tema y apoyar a otros; o

Líderes, iniciadores u observadores alerta, que ofrecen estructuras eficientes y soluciones, o

Artistas, ensoñadores, visionarios o exploradores que pueden ver nuevas posibilidades que van más allá de tiempo y espacio.

No obstante, si nos movemos inconscientemente por el mundo, nuestros talentos se pueden convertir más bien en obstáculos:
Los coordinadores/asistentes/coordinadores/mediadores podrán ser muy eficientes en un entorno estructurado, pero inseguros y confusos al estar solos, o se vuelven destructivos en cuanto no se sienten apreciados.

Los líderes/observadores alerta/iniciadores pueden quizás deslizarse hacia ser sólo críticos, o manifestar la persona que “lo sabe todo”, encontrando algo que no está bien en cada esfuerzo o punto de vista, salvo el suyo propio, exigiendo a otros que se adapten a sus ideas

Los visionarios/artistas/exploradores se quedarán quizá atrapados en fantasías o ilusiones, prometiendo un sueño que no son capaces de llevar a cabo, esperando a ser solicitados o descubiertos por otros, ya que no disponen de formas de realizarlo.


Don Juan resumió cómicamente estos tipos como “Pis, Pedo y Vómito,” y sugirió que una vez que reconozcamos estos en nosotros mismos, ya no será necesario identificarnos como uno de ellos. En cambio, podemos elegir el despertar a nuestra verdadera esencia única, nuestra esencia vital, o nuestro ser energético – y actuar más bien en esta consciencia más expandida, y vivir nuestros sueños.


4 tipos básicos
La Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) ha determinado en un estudio 4 tipos de personalidad.

 

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