Bunbury / De Mayor
Citas Azucenas. Subterfugios del ego (2):
(Continuación de la entrada anterior).
Si tú insistes en seguir el proceso puede disuadirte fácilmente proyectándolo fuera, es decir convenciéndote de que su mala gestión fue lo que te obligó a tratarlo de esa manera.
Si sigues empeñada en deshacer el error, queda un cartucho.
Cuando el bus llega a tu casa, bajar y hacer unas compras es motivo suficiente para olvidarlo.
Pero si no caes en ninguna de estas tres trampas [negación, proyección, olvido] queda la definitiva, la culpa.
Cuando concluyas que es tu responsabilidad el ego te propondrá que redimas el hallazgo con sentimientos de vergüenza y amargura.
Ahí hemos de estar firmes: ¡No me voy por ahí!
La culpa no me va a hacer mejor persona, la culpa no sirve para aprender.
Si reflexiono sobre lo sucedido con la paz de Dios, podré procesar los datos en profundidad.
Y lo que es muy importante: empiezo a reprogramarme en el sentido de que observar mis desvíos respecto al amor no trae desagradables consecuencias; todo lo contrario, aprender con la mente correcta es fuente de felicidad.
Se crea una ruta neuronal placentera para volverlo a repetir. Cuantas más veces hagamos este análisis más rápido será establecernos en la paz.
Observar los errores de percepción (todos nuestros errores son errores de percepción) para habituarnos a pasarlos por alto, a perdonarlos.
En:
SOLANA, I; RESTREPO ÁNGEL, R.
Azucenas.
Barcelona, 2019, Romeo Ediciones, Pág. 68-69.
Enlace a la Lección del día:
Puedo elegir cambiar todos los pensamientos que me causan dolor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario