Buscar en este blog

martes, 22 de agosto de 2017

Egocentrismo (Ahamkara) / Lilah

Egocentrismo / TUTE


Admira y sorprende que en Lilah el egoísmo aparece en la séptima fila, pues es aquí "donde el jugador establece verdaderamente su identidad y comienza a estabilizarse en torno a un centro interno".
En El juego del conocimiento de sí mismo, el jugador que cae en la casilla 55, Egocentrismo, la serpiente lo baja al primer nivel, a la casilla 3, a la Ira, lo que establece una clara conexión entre el egoísmo y la ira.
"Aham significa Yo o Yo soy. Kara (de akar) quiere decir forma. Cuando el Yo asume una forma se convierte en Ahamkara. Cuando el centro de todas las actividades del individuo es su Yo, entonces su ahamkara queda atrapado en el Maya [Ilusión] del mí y el mío. Cuando ahamkara que en realidad es le aspecto más elevado de la Realidad, no logra identificarse con la totalidad y se transforma en una parte solitaria, entonces ahamkara se convierte en egocentrismo.

Si toda la atención del jugar está orientada exclusivamente a la obtención de su deseo, el jugador está centrado en sí mismo. Los medios ya no tienen importancia. Los únicos buenos son aquellos, que justos o injustos, contribuyen al logro de sus ambiciones. Mientras conserve humildad u consideración por los otros, respeto y amor, los medios tendrán sentido para él. Y sabrá que sus propios deseos no son tan importantes como para justificar el dolor que pueda ocasionar a los demás.

Pero cuando el deseo domina la psique del jugador, y ya no puede identificarse a sí mismo con la humildad, el amor, la paciencia, el respeto y la consideración, entonces se transforma en un agnóstico. Pierde de vista todos los valores en su compromiso con el aquí y el ahora, y compromete sus karmas en la tarea de establecer su propia identidad dentro del Juego.
(...)

Cuando aquél que se siente gozar con las percepciones se convierte en el único, toda otra cosa se convierte en un medio para su propia satisfacción. Cuando ahamkara no se une a la Conciencia Cósmica [objetivo del juego, casilla 68], se transforma en Egotismo.
Ego es un efecto directo de la sensación del propio ser, chitta. Para poder jugar, este sentimiento se identifica mediante el ego para convertirse en un objeto que se desplaza de cuadrado en cuadrado en forma de objeto, a veces para ser alzado mediante las flechas y, a veces, para precipitarse hacia abajo, arrastrado por las serpientes.
Cuando el jugador se identifica por completo con el objeto y es elevado por la flechas o rebajado por las serpientes, entonces es una víctima del Egocentrismo. Está demasiado atado al objeto del juego y ha olvidado su propia naturaleza divina.
(...) "es en el séptimo chakra donde el jugador establece verdaderamente su identidad y comienza a estabilizarse en torno a un centro interno. Después ha descubierto que no existe como una realidad separada, que es una manifestación de energía y debe, en algún momento de su desarrollo, fundirse con su Fuente. Y es entonces cuando el ego enfrenta el peligro de morir y puede orientarse hacia el Egocentrismo.
El séptimo chakra es el plano más alto en ese microcosmos que es el jugador. Cuando se ha llegado a la cima, solo caben dos posibilidades: ascender en una pura vibración, perdiendo la forma o caer. Y mientras más arriba se ha llegado, mayor es la distancia desde la cual es posible caer. Si ahamkara resiste la corriente de Sudharma ["adoptar el curso de acción más indicado para cada jugador"] el resultado es la cólera, [la ira]. Y ella drena toda energía hasta llevar al jugador de vuelta al primer chakra, donde debe recomenzar su ascenso hacia la cumbre. Ego se transforma en Egotismo cuando el jugador se centra en exceso en sí mismo.

En la mitología hindú, los Puranas están llenos de descripciones de este tipo de Egocentrismo, al que se ha llegado siempre después de grandes penitencias y austeridad. Una vez que el aspirante ha conseguido la dicha del poder y se ha convertido en un egotista, se proclama a sí mismo Dios. Esta falsa identificación lo lleva de vuelta al primer chakra: Ira, Codicia, Engaño, Vanidad y Avaricia.
(...)



JOHARI, H.
Lilah. El juego del conocimiento de sí mismo.
Santiago de Chile, 1980, Ed. Cuatro Vientos, págs. 88; 148 y 149.
Entradas relacionadas


No hay comentarios:

Publicar un comentario