Osho |
Amiga Aurora
me regaló para mi natalicio Meditaciones
para empezar el día, de Osho, de quien se dice que no escribía, sino que hablaba
a sus seguidores.
Me gustaría
compartir un texto relativo al amor y a su relación con el ego, según la visión
de Osho.
“El amor es
aquello que requiere mayor valentía en la vida, por la sencilla razón de que el
requisito básico para dirigirse al mundo del amor consiste en disolver tu ego.
Nos apegamos
al ego más que a nada. Estamos
dispuestos a morir por él, pero no estamos dispuestos a dejar que éste muera, porque
nos define, nos da una identidad.
Osho |
Nos da una existencia separada. Nos hace
sentir importantes, significativos. Sin embargo, dado que el ego básicamente es
un fenómeno falso, todos estos sentimientos se asientan sobre una falacia; de
ahí que en lo más profundo siempre seamos conscientes de que la importancia que
el ego proporciona es falsa, es falaz. Lo sabemos pero no lo sabemos.
Somos conscientes
de ello y a pesar de ello no lo queremos saber. Somos conscientes de ello, pero
queremos olvidar. Ese es el dilema humano.
Dirigirse
hacia el amor significa salir de ese dilema, abandonar la falacia, abandonar lo
falso y lo fingido, y ser simplemente una no-entidad, una nada. Sin embargo de
esa nada surge algo de inmenso valor. La vida se convierte en una celebración”.
Osho
Meditaciones
para empezar el día.
Ed. EDAF, pág.
94
Comentario
El ego y el
amor son dos asuntos centrales de la reflexión sobre la dinámica del ser humano.
En este blog
se ha dado información, hipótetica, relativa al Volador: ser inórganico que se
alimenta de nuestra energía y nos da el ego, los apegos y la mente (la otra
mente). En este sentido el ego sería algo dado por un ser inorgánico para sus intereses
energéticos.
Por tanto la
falsedad de la que habla Osho hay que tomarla con perspectiva, hipotéticamente.
A mi ver, el
amor es lo que une a todos los seres creados y a su creador: la Fuente, el
Espíritu, el Ser, el Soplo (Qì), el Ki, el Intento…
Obviamente
cualidades como la humildad y la ausencia de importancia personal debilitan al
ego y favorecen el amor.
Desde la
visión de los chamanes del antiguo México, contada por Carlos Castaneda, Armando Torres y Miguel Ruiz (a quien llama Parásito), el Volador puede ser tomado
como un desafío para el ser humano. Se le puede agotar con silencio interno
(cese del diálogo interior), e hipotéticamente, si ese ser inorgánico deja en paz al silencioso disciplinado,
se libera del ego, de los apegos y de la otra mente.
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