Anaí, en California |
"Una cosa es el conocimiento que reside en la erudición y otra es el saber que nace de la irrebatible experiencia propia".
Anaí ha inspirado el título de esta entrada, en un reciente encuentro en York, Reino Unido.
Rodeado de bellas mujeres, una bella mujer, en una bella ciudad, me regala un bello kōan : Who is in?
Esta pregunta, cuenta Anaí, se formulaba como la tarea indicada a realizar "en un ejercicio intensivo" en el contexto de un retiro en un centro de meditación de Osho, en la India.
"El ejercicio [escribe Anaí en El Hallazgo] consistía en responder a una única pregunta, trabajando de dos en dos y cambiando de pareja tan pronto se nos indicara".
El meditador debía preguntar y escuchar constantemente Who is in?
Para alcanzar la respuesta al kōan hay que intentar desligarse del pensamiento racional, aumentar el nivel de consciencia e intuir, sentir, experimentar, la contestación a la pregunta.
El meditador debía preguntar y escuchar constantemente Who is in?
Para alcanzar la respuesta al kōan hay que intentar desligarse del pensamiento racional, aumentar el nivel de consciencia e intuir, sentir, experimentar, la contestación a la pregunta.
Matías y Jamee con la Towei Lumbar de Shasta |
Justo decido titular esta entrada en inglés y leo a Matías explicando que la Tierra se ha comunicado con los humanitas en inglés y a partir de ahora lo hará en castellano.
Escribe Matías, “Cuando buscábamos el punto más alto de la Isla [Gran Canaria], llegamos a una cueva enorme, donde se nos dijo un mensaje. Una voz femenina habló en inglés desde la energía de Thelos [ciudad intraterrena del monte Shasta, California] dando la bienvenida a los viajeros.
Nos dijo algo clave:
“This is the time in which the message change its voice for a new one. English has been the one the Earth choose to comunicate the knowledge to the World, but is time to remember it from the voice of the Heart: Spanish will speak, and everybody will listen!”.
“¡Este es el Tiempo en que el mensaje cambia su voz por una nueva. El inglés ha sido aquél que la Tierra eligió para comunicar el conocimiento al Mundo, pero ahora es momento de recordarlo mediante la voz del Corazón: el castellano hablará, y todos lo escucharán!"
Naturaleza y obra humana: muralla y Minster, York |
Paseando por York, portando en mi ánimo la extraordinaria aventura que llevan a cabo Matías De Stefano y Diego París, me doy cuenta de que el apellido de Diego lo veo constantemente en las placas señalizadoras de las iglesias. Parish (con hache final) significa parroquia. De algún modo lo que están haciendo Matías y Diego es animar una nueva parroquia de fieles seguidores de sus acciones, con la salvedad de que aconsejan que cada uno busque su propio sentir y sabiduría.
En York vi, en varias ocasiones, a la lombriz de tierra colgando a ambos lados del pico del mirlo (blackbird) con destino probable al estómago o al nido. La tierra alimentando a las aves. El mirlo me evoca a The Beatles (el cuarteto de Liverpool, próxima a York) y su canción Blackbird.
Parroquia de St. Joseph, York, Reino Unido |
En York vi, en varias ocasiones, a la lombriz de tierra colgando a ambos lados del pico del mirlo (blackbird) con destino probable al estómago o al nido. La tierra alimentando a las aves. El mirlo me evoca a The Beatles (el cuarteto de Liverpool, próxima a York) y su canción Blackbird.
En York vi, frecuentemente, mujeres vestidas de fiesta, con sus zapatos a juego en las manos andando descalzas, liberadas del sufrimiento de un calzado poco apropiado para caminar, si bien las elevan de la gravedad unas plataformas dizque están de moda.
En un momento de recogimiento, de descanso, sentado en la muralla de York, me siento rodeado de la frondosidad de la arboleda, un poco de cielo, y un retazo del Minster de York sobresaliendo sobre el verde follaje: la obra de la naturaleza y la obra humana.
En un momento de recogimiento, de descanso, sentado en la muralla de York, me siento rodeado de la frondosidad de la arboleda, un poco de cielo, y un retazo del Minster de York sobresaliendo sobre el verde follaje: la obra de la naturaleza y la obra humana.
Sobre el banco de la muralla rememoro la conversación con Anaí en la cafetería de la Biblioteca de York, el recuerdo lejano de lo leído en su dulce y magnífica obra El Hallazgo.
Sucedió que, gradualmente, las apariencias de las cosas y de los participantes fueron mutando: observé que el rostro de la joven con quien trabajaba en ese momento estaba emitiendo radiación, luego intensas policromías la envolvieron, emanaciones danzantes de vívidos y deslumbrantes colores: violetas, rojos, verdes, azules, naranjas, que yo contemplaba con deleite; poco a poco, haces de luz dorada fueron desprendiéndose de su cuerpo revelándoseme diáfana, radiante y esplendorosa como un sol. A un tiempo los sonidos se hicieron míos: voces, murmullos, el susurro del viento, trinos, el reclamo de aves no eran otros que yo misma. En un instante el espacio empezó a fundirse: el fondo de la sala se vino hacia mí, el cielo raso comenzó a descender y las paredes laterales a cerrarse sobre mis costados, o ¿era yo la que me precipitaba hacia el fondo o ascendía hacia el techo y me expandía hacia ambos lados?
Todo en mi campo de visión fulguraba y al mismo tiempo se disipaba, hasta que de repente sólo había luz blanca vibrando delante de mis ojos. ¡Oh testigo de la nada!
El miedo se interpuso, un grito de terror irrumpió de mí, y tras él, el silencio me recogió con los ojos cerrados. Entonces sentí que me precipitaba en picado por una oscuridad interior sin fondo y que mis lágrimas eran espesas como el mercurio. Después, el lento retorno al plano ordinario de las formas. Y más tarde, la risa irrefrenable.
Relata Anaí que en el transcurso del ejercicio intensivo le "fue dado ver la realidad invisible subyacente de las formas. Ocurrió espontáneamente y sin preparación, en un estado de completa relajación y de entrega total al momento.
Cuando el rostro de mi pareja comenzó a transformarse, se lo comuniqué de inmediato al encargado del grupo quien me tranquilizó afirmando que tan sólo era la energía.
Sin comprender bien de qué se trataba pero confiando en él y, además, sintiéndome protegida dentro del grupo, me dejé llevar por la situación manteniéndome siempre presente. Cuando el rostro de mi pareja comenzó a transformarse, se lo comuniqué de inmediato al encargado del grupo quien me tranquilizó afirmando que tan sólo era la energía.
Sucedió que, gradualmente, las apariencias de las cosas y de los participantes fueron mutando: observé que el rostro de la joven con quien trabajaba en ese momento estaba emitiendo radiación, luego intensas policromías la envolvieron, emanaciones danzantes de vívidos y deslumbrantes colores: violetas, rojos, verdes, azules, naranjas, que yo contemplaba con deleite; poco a poco, haces de luz dorada fueron desprendiéndose de su cuerpo revelándoseme diáfana, radiante y esplendorosa como un sol. A un tiempo los sonidos se hicieron míos: voces, murmullos, el susurro del viento, trinos, el reclamo de aves no eran otros que yo misma. En un instante el espacio empezó a fundirse: el fondo de la sala se vino hacia mí, el cielo raso comenzó a descender y las paredes laterales a cerrarse sobre mis costados, o ¿era yo la que me precipitaba hacia el fondo o ascendía hacia el techo y me expandía hacia ambos lados?
Todo en mi campo de visión fulguraba y al mismo tiempo se disipaba, hasta que de repente sólo había luz blanca vibrando delante de mis ojos. ¡Oh testigo de la nada!
El miedo se interpuso, un grito de terror irrumpió de mí, y tras él, el silencio me recogió con los ojos cerrados. Entonces sentí que me precipitaba en picado por una oscuridad interior sin fondo y que mis lágrimas eran espesas como el mercurio. Después, el lento retorno al plano ordinario de las formas. Y más tarde, la risa irrefrenable.
Tras esta revelación, ni yo fui la misma ni nada siguió igual para mí. Supe con certeza que en esencia somos creaturas de luz descendientes de la nada y con una patria en común: el vacío, engendrador incognoscible del todo".
Agradecido a Anaí por su bondad en el compartir y su sabiduría en comunicar, por la profunda cita que abre esta entrada, me brota mi propio kōan:
Mirlo con lombrices /ALBERTO BENITO |
¿Hay algún ser que se alimenta del ser humano?
¿Está el Ser en nuestro Ser?
¿Está el Ser en nuestro Ser?
¿Quién está adentro?
Who is in?
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