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A mediados de la década de los 70, los adelantados de la ciencia de la información preveían un crecimiento exponencial de la producción científica y aportaban como solución la Documentación científica, a modo de nueva disciplina y como herramienta para que cada investigador, en el área de su conocimiento, pudiera acceder del modo más sencillo posible a aquella información imprescindible para la evolución y desarrollo de su saber.