Tomar conciencia y escribir
Gracias a la invitación de Eduardo a escribir para su blog A Tomar Consciencia doblemente, hoy puedo poner en palabras algo que siempre estuvo detrás de mi escritura: la intención de ir más allá de la expresión personal y ofrecer un aporte genuino al proceso de tomar conciencia.
Escribo desde pequeña, como una forma natural de comprender, resolver y a veces incluso sanar. Por eso te agradezco, querido Eduardo, por tenerme en cuenta en este espacio que es tan significativo para vos y tan valioso para quienes lo leen. A través de tus publicaciones, ofrecés un faro que invita justamente a eso: detenerse, mirar hacia adentro y tomar conciencia.Cuando escribo, no lo hago para explicar nada, sino para abrir un espacio. Un espacio donde cada persona pueda detenerse, mirarse con sinceridad y escuchar lo que a veces evita o posterga. Ese es, en esencia, el aporte que deseo ofrecer: una invitación a volver al corazón como punto de partida para vivir con más presencia y coherencia.
Tomar conciencia no es un acto grandioso; es un ejercicio íntimo y necesario diría yo. Empieza cuando dejamos de funcionar en piloto automático y comenzamos a prestar atención a lo que sentimos, a lo que elegimos y a la forma en que ocupamos nuestro lugar en el mundo. Mis textos buscan acompañar ese proceso: no desde la enseñanza, sino desde el compartir. Porque la conciencia no se impone, se despierta.
Escribo para quienes necesitan una pausa. Para quienes saben que dentro hay algo que pide ser escuchado. Para quienes presienten que la vida puede vivirse con más verdad, pero todavía no han encontrado el primer hilo del que tirar. Si mis palabras ayudan a encender una chispa, una pregunta, una incomodidad, una claridad súbita, entonces el propósito está cumplido.
Mi intención es ofrecer herramientas sencillas: reflexión, honestidad, sensibilidad y responsabilidad afectiva. No para que alguien siga mis pasos, sino para que encuentre los suyos. Mi aporte es, simplemente, acompañar ese tránsito hacia adentro que cada persona hace a su ritmo.
Tomar conciencia no es un destino, es un hábito. Y si Cartas al corazón o cualquier otra expresión de mi trabajo puede ser un soporte en ese camino, me doy por satisfecha. Mi compromiso es seguir escribiendo desde ese mismo lugar: sincero, directo y dispuesto a alumbrar, aunque sea un poco, la ruta que cada uno elige caminar.
Tania

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